Category Archives: Los socios de FVP

Contra corriente

Contra corriente

Los salmón son unos de los mejores profesores nuestros. Observamos los salmón jovenes viajando al mar, y los observamos regresando a casa. Observamos los muchos obstáculos que tienen que superar. Los observamos cumplir con el círculo de la vida, justamente como nosotros tenemos que hacer. Y si los salmón no están aquí, se rompe el círculo y todos nosotros sufrimos.

– Leroy Seth, El Tribu de Nez Perce

Para muchas criaturas de esta tierra es una verdad que el progreso y el éxito tienen que ser forjado de cara de muchas corrientes. Como los salmón del Pacífico noroeste, y los pueblos indígenas que dependían de ellos, sus historias definen la idea misma de luchar contra la marea. Y como sus primos lejanos norteamericanos, los y las nicaragüense rurales se han encontrado luchando contra corrientes suyacentes, tanto de dentro como de fuera del país, por generaciones. Como los salmón, los y las nicaragüenses experimentan el nadar río arriba como un modo de vida. Pero al contrario a los salmón, los y las nicaragüenses claramente ven las posibilidades de navegar de una forma diferente.

Entonces, cuando al final del año pasado se creó el plan de que la Fundación Vientos de Paz patrocinara un diplomado en cooperativismo en Nicaragua, avalamos la idea de buena gana. La idea de desarrollar un plan de estudio integral, de buenas prácticas para productores rurales, suscitó un entusiasmo inmediato porque – a lo mejor por la primera vez – se le ofrecía a una población campesina cooperativista un menú de temas digno de cualquier empresa progresista norteamericana. Además, este programa ocuparía una semana entera de la vida de los y las participantes, un bloque del tiempo que por su definición indicó un compromiso serio de aprender. Ese deseo, junto con la realidad logística de alojamiento del estilo-dormitorio, sugerió que los y las asistentes sentían la urgencia y la importancia de convertir una oferta como ésta en un evento trascendental.

No menos importante es que los constructores del programa son líderes comprobados por su conocimiento, tanto de los materiales, como de los y las participantes.

Rene Mendoza
Rene Mendoza

Dr. René Mendoza es un investigador, profesor y escritor con una larga historia en Nicaragua, co-fundador y ex-Director del Instituto de Investigación y Desarrollo NITLAPAN de la UCA (Universidad Centroamericana). En los últimos años ha visitado y escuchado montones de cooperativas rurales, al explorar su viabilidad y sostenabilidad, de cara al cambio económico nacional y mundial. Sigue presentando mucho de los resultados de su investigación en la forma de artículos subidos en este sitio web.

Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)
Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)

Edgar Fernández es un practicante del desarrollo rural con amplia experiencia, un colaborador frecuente con Mendoza, y también uno de los co-fundadores de Nitlapan-UCA. Un analista excepcional de las fortalezas y debilidades organizacionales, facilmente Fernández se vincula con, y inspira la confianza de, los y las productores nicaragüenses.

Ligia Guitierrez (At right)
Ligia Guitierrez (At right)

Ligia Gutiérrez es una sicóloga y una agitadora ayudando a las poblaciones rurales- sobre todo comunidades indígenas –a reconocer su patrimonio cultural y poderes de influencia y auto-determinación. De cara a la creciente disparidad económica, y la marginación de grandes sectores de la población, sus lecciones de integridad personal y auto-estima resuenan con los que temen perder la esperanza.

Pero la buena disposición de los y las participantes, y la pericia del facilitador, solamente son partes de una ecuación de aprendizaje exitoso. El otro ingrediente esencial es contenido que es, tanto digno de interés, como útil en su aplicación. Aquí la mágica de la inversión de una semana se hizo evidente desde las primeras versiones de su agenda.

Los módulos de las actividades de la semana se podrían haber copiado de un folleto de formación avanzada de liderazgo: Día 1 – Un contexto importante del estado actual de las cooperativas; Día 2 – innovaciones organizacionales (incluyendo la gerencia de libros abiertos y el proceso de mejoramiento “Lean”) de una empresa norteamericana donde los dueños son los mismos empleados; Día 3 – El género y la pérdida de relaciones y recursos; Día 4 – Los impactos del cambio climático, actuales y futuros; Día 5 – Espiritualidad en el trabajo; Día 6 – La salud personal y organizacional. (A lo mejor voy a decir más sobre cualquier o cada uno de esos temas en ensayos futuros, pero por ahora es suficiente reconocer el alcance del programa).

En medio de los IMG_2535diálogos del plenario, llenos de contenido, discusiones en pequeños grupos y la creación de planes de acciones, los días brindaron oportunidades importantes para relajarse del trabajo difícil de introspección y auto-análisis. Se cantaron canciones, había interpretaciones de baile y música por los y las participantes y visitantes, y una caminata impresionante a la alta cumbre de Peñas Blancas. Nos tiramos una pelota para presentarnos el uno al otro, tiramos bolitas de papel a los oradores y a una a la otra para mantenernos positivos de cara a los retos enormes, y

Uriselda Lopez (kept us laughing!!)
Uriselda Lopez (¡nos mantenïa en risas!)

nos reíamos sin fin a la capacidad extraña de una de las participantes de imitar exactamente el sonido de un infante llorando. De hecho, todos los aspectos intelectuales, sociales, emocionales, espirituales, laborales y físicos de nuestro bienestar personal y colectivo estaban en juego completamente durante la semana entera. Fue un evento educativo excepcional.

Al abarcar todos los componentes de la situación de las cooperativas nicaragüenses, este programa y sus presentadores lograron identificar y contextualizar la realidad y las perspectivas nicaragüenses de una manera única e importante. Tal vez por la primera vez los socios y las socias lograron contemplar sus organizaciones, su responsabilidades mutuas uno con el otro, los elementos económicos que de veras están fuera de su control, y los que están dentro de su influencia, la naturaleza de trabajo transparente y colaborativo, y la investigación que subraya todo esto. Las lecciones fueron difíciles. Las verdades fueron incómodas. Sin duda las corrientes provocaron que algunos pensaran en darse vuelta y nadar lejos. Pero la vista integral de sus vidas cooperativas, y un empuje intrínseco de superar obstáculos como “siempre lo hemos hecho así”, o “nunca vamos a poder entender”, permitieron que sucedieran transformaciones durante la semana.

El tiempo revelará cuales de los y las posibles innovadores tendrán éxito en luchar contra la corriente del estatus quo, y en cuales maneras. Tal vez como los salmón, hay voluntad innato y suficiente para completar el viaje que es la vocación de sus vidas, de satisfacer las necesidades más básicas de trabajo y sustento y dignidad. En un sentido muy real, sin esa posibilidad se rompe el círculo de sus vidas, y todos nosotros sufrimos….

The "Others"
“Los Otros y las Otras”

Un Reconocimiento inusual

Por Steve Sheppard, el 22 de marzo de 2013

El trabajo de sobrevivencia entre las pequeñas cooperativas rurales en Nicaragua no es fácil. Cualquier éxito más allá de la subsistencia exige  una mezcla inusual de recursos, asistencia técnica, un clima favorable, suficiente mano de obra, y el conocimiento de la tierra, la agricultura, el fortalecimiento institucional, mercadeo, logística, reinversión, planificación estratégica y desarrollo comunitario. En resumen, un productor tiene que cultivar no solamente un rubro, sino su propia capacidad de ver las cosas de una manera integral. Dentro del país considerado el segundo más pobre del Hemisferio Occidental, este reto es aún más abrumador, y el reconocimiento por cualquier éxito que se pueda encontrar en el camino es tan infrecuente como inexistente.

Entonces cuando una de estas cooperativas de base recibe la atención de la primera página en la sección de negocios de uno de los principales periódicos del país, es una noticia grande para la gente que labora tan anónimamente por lo poco de reciben. Esto es precisamente lo que pasó con la gente de la Cooperativa José Alfredo Zeledón (JAZ) de San Juan del Río Coco, una zona del centro norte de Nicaragua. Por muchos años JAZ ha sido un socio de Vientos de Paz, y constantemente ha demostrado su compromiso con una visión integral de la cooperativa y sus impactos. Y mientras hemos tenido nuestros propios sentimientos buenos de la organización por muchos años, es agradable escuchar a otras personas reconocer el desarrollo positivo de este grupo muy de la base.

Esto es lo que el artículo dijo, junto con algunas fotos tomadas de nuestras propias visitas al territorio de JAZ:

 

                                         Cooperativismo eficiente

Los 170 socios cafetaleros de la cooperativa José Alfredo Zeledón, de San Juan de Río Coco, son reconocidos por su capacidad de organización, gestión y productividad

William Aragón Rodríguez

Los surcos de los palos con ramas cundidas de centenares de frutos rojos o verdes y que en su interior guardan los codiciados granos de café en las fincas montañosas cubiertas de neblinas son, en cada año de cosecha, un orgullo para los pequeños socios de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón, del municipio de San Juan de Río Coco, zona ubicada al este del departamento de Madriz.

Esto porque la productividad de sus plantíos representa una alternativa de ingresos económicos en sus hogares y de oportunidad de trabajo en los cortes de café para el resto de sus familias y foráneos.

 

Esta cooperativa multifuncional, que para organismos de créditos financieros es un ejemplo de organización que les ha permitido a sus socios el acceso a préstamos económicos, se fundó en 1995 con apenas 35 miembros que lograban producir unos 300 sacos de café. Ahora son 170 pequeños cafetaleros que producen más de 10,000 quintales del grano rojo de buena calidad.

Los socios diseminados en la mayoría de las comunidades que integran el municipio de San Juan de Río Coco, zona considerada la más cafetalera de la región de Las Segovias, cuentan con un fondo económico propio disponible para ser utilizado en el apoyo a los planes de desarrollo de las fincas de cada uno de los productores.

Así lo señala el ingeniero Raúl González, quien trabaja con la cooperativa y que asegura que la asesoría técnica en el campo ha contribuido con el mantenimiento y cuido continuo de los cafetales, la renovación y plantación de nuevos surcos que ha ayudado a los socios a producir y comercializar café de excelente calidad.

AFECTADOS POR LA ROYA, PERO DIERON RESPUESTA

Edmundo López Muñoz, fundador y dirigente de la cooperativa José Alfredo Zeledón, dio a conocer que este ciclo productivo 2012-2013, que fue afectado por las plagas de la roya y antracnosis, permitió que salieran apenas 3,000 quintales de la producción que históricamente había sido de 15,000.

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“La roya y la antracnosis acabaron con unas 550 manzanas de café de las 1,080 cultivadas y las pérdidas superan el 80 por ciento de la producción”, apuntó López Muñoz.

Esto obligó a los socios a buscar alternativas de solución al problema, muchos convencidos de que el Gobierno no ha mostrado interés en ayudar, por lo que se asistieron de expertos en caficultura, principalmente en el tema de la roya y la antracnosis.

“Utilizamos el producto Mo-enzima foliar, que ayuda a resolver la baja asimilación del nitrógeno en la planta y así el café se adapta mejor al estrés hídrico, a altas temperaturas y elevada radiación solar que lo genera el cambio climático”, dijo López, mostrando los resultados de la finca del socio José Pillo Montalván Olivas, de la zona de Matapalo, en San Juan de Río Coco, quien se recupera de la roya.

IMG_31994-150×112.jpg Muchos socios afectados tendrán que renovar plantíos enteros de café o recepar, pero están claros que van a esperar unos cuatro años para ver las primeras cosechas. Mientras, tendrán que sembrar otros productos.

DIVERSIFICADOS

Lo que más destaca de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón es la capacidad organizativa de sus socios y de gestión que tienen sus directivos, los que impulsan algunos proyectos como la fabricación de cocinas metálicas a base de cascarilla de café que reduce el consumo de leña, disminuye el daño ambiental y el despale en esta zona.

También producen miel de abeja, siembran una variedad de productos alimenticios y crían una diversidad de animales caseros para su reproducción y comercialización como aves de corral, cerdos, cabras y peces cultivados en represas construidas para la cosecha de agua.

Como otro logro, los mismos asociados cuentan con una miscelánea de productos alimenticios para beneficio de las familias de sus hogares, y reciben créditos, continuas capacitaciones y asesoría técnica para mejorar sus fincas cafetaleras.

Recursos propios

IMG_31894-150×112.jpg Edmundo López, directivo de la cooperativa José Alfredo Zeledón, manifestó que los socios cuentan con un fondo disponible para la mejora de sus fincas cafetaleras.

“Ahora estamos probando un producto que fortifica los cafetales menos afectados y trabajando en la renovación de los plantíos de café más afectados”, indicó.

Lo más importantes es que ahora comercializan directamente sus productos sin intermediarios y capacitan a los hijos de los socios.

Datos de la cooperativa

IMG_31903-150×112.jpg 242 kilómetros de distancia de Managua se ubica la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón de San Juan de Río Coco.

186,000 quintales de café es lo que produce cada año el municipio de San Juan de Río Coco, en Madriz.

1,080 manzanas de café poseen los 170 socios de la cooperativa que genera unos 15 mil sacos.

7 millones de córdobas es el fondo propio que en la actualidad disponen.

Este artículo puede parecer somero y demasiado práctico por un escrito de reconocimiento. Pero no se equivoquen, el hecho de que la ubicación sea en la primera página enfatiza una importancia, un logro para ser imitado, y el mensaje es claro: HAY modelos en el campo que están funcionando. JAZ aparece como uno mientras logren mantener su enfoque integral y su voluntad de lograr un equilibrio entre sus deseos de corto plazo y sus necesidades de largo plazo. Estamos orgullosos de ellos, de trabajar con ellos, y que otra gente venga a reconocer su trabajo y su ética…

La Cara de la Pérdida

Por STEVE SHEPPARD, el 7 de febrero de 2013

Una de la experiencias más sentidas de mis viajes en Nicaragua la semana pasada fue mi introducción a “la roya de café”, y el impacto que va a tener sobre las vidas rurales nicaragüenses. Sin entrar demasiado en biología, quiero compartir una realidad aleccionadora.

Esta enfermedad fúngica de las matas de café siempre ha sido un hecho de la vida de los productores nicaragüenses de café, pero las condiciones este año resultaron en “una tormenta perfecta” de circunstancias que ha permitido que la enfermedad haya impactado esta cosecha de café de una manera sin precedentes. Algunas estimaciones del gobierno sugirieron que más de 30% de la cosecha entera del país se va a perder. Pero sé de nuestras visitas la semana pasada que la aniquilación de la cosecha de muchos pequeños productores será mucho mayor que ese monto. Para muchas personas, la plaga del café señalará el fin de su sustento.

 

 

La roya puede aparecer una amenaza relativamente menor. Su presencia no es inusual, los efectos principalmente atacan las hojas de las plantas, y cuando se detecta, la propagación del hongo normalmente se puede detener por medio de un recorte oportuno y bien hecho. Se considera una de las plagas del cultivo de café, pero no una condición apocalíptica que no permita chance de recuperación. A lo mejor esa fue la actitud de algunos agricultores cuando primeramente se dieron cuenta de los síntomas: grandes manchas extendiéndose por las hojas, dejando un color revelador del óxido alrededor de los bordes dentellados de los huecos que se dan eventualmente.  Pero la roya lleva otro atributo también. Al destruir las hojas, debilitando así las plantas, la roya crea una apertura para el asalto de otra enfermedades. Y en este ciclo productivo esa otra enfermedad fue algo que se llama antracnosis.

La antracnosis mata la planta de café. Con una constancia mortal, arrasa las plantas con una velocidad y una ruina asombrosa. Es una infestación que, en la mayoría de los casos, no se puede erradicar sin arrancar de raíz y destruir la planta entera. Implica que la renovación, o sembrar nuevas matas de café, es el único camino adelante para las fincas afectadas. Pero ya que hay que esperar un mínimo de tres años antes de que las plantas nuevas den una cosecha, no es una estrategia que muchos productores rurales pueden permitir; tres años sin ingresos no es una opción. Además para los empobrecidos rurales, conseguir financiamiento sin garantía por tres años es solamente una quimera. Aun Vientos de Paz tendrá problemas con las circunstancias de una solicitud así.

 

 

Una de las áreas afectadas pertenece a una contraparte, una cooperativa de mujeres que se llama COMUNEC (Ver mi blog del 2 de febrero de 2012, “The Simplicity of Joy.”)  Hemos trabajado con estas mujeres por más de un año, quienes han demostrado determinación, enfoque, una propensión a trabajo duro y una alegría de hacerlo. Demostraron éxito tanto en su desarrollo organizativo, como en sus actividades de la producción del café durante su primer año, y han mostrado un gran entusiasmo al acercarse a su segundo ciclo de cultivar su tierra. Y de repente, en unas cuantas semanas, la realidad terrible de las enfermedades de café quitó la vida de sus plantas y sus futuros sin mucho ruido. Al visitar varias de las parcelas de las mujeres, fui testigo de la cara de la pérdida, no solamente en las bandolas estériles de los árboles de café sin vida, sino también en las caras de las mujeres jóvenes quienes habían invertido tanta esperanza y esfuerzo en cultivarlos. La vista de ambos lados parte el corazón y puede quebrantar hasta el fondo el optimismo de cualquiera. La situación grave de estas pequeñas parcelas es suficiente severa – en algunos casos la pérdida estimada es 80% – que muchas de las pequeñas productoras no van a poder recuperar.

 

 

 

Las historias del éxito aquí y de otras instancias de financiamiento frecuentemente llevan el sentido del triunfo, la debilidad superando la fuerza, el bien sobre el mal, el correcto sobre el incorrecto. Tales anécdotas nos hacen sentir como si el mundo fuera un lugar al final de cuentas que tiene sentido, donde nuestra persistencia y dedicación nos recompensan de la manera que sentimos intuitivamente deben. Me gusta escribir sobre esas historias, también, porque me permiten pregonar la creencia que el mundo está en algún tipo de orden apropiado, que podemos contar con ciertos resultados si solamente conocemos las reglas del juego que estamos jugando. Pero a veces los resultados no corresponden a la integridad de los esfuerzos, ni a las reglas que pensamos que debemos seguir. La injusticia viene en múltiples formas, estructuras políticas, sociales, económicas, y sí, aun de la Madre Naturaleza misma. Y a veces, lo único que podemos hacer es ponernos al lado de nuestras contrapartes y estar presentes con ellas de cara a la pérdida….

Pagando la Deuda

por STEVE SHEPPARD, el 20 de febrero de 2013

La visita del mes pasado con las contrapartes en Nicaragua incluyó algunas visitas aleccionadoras con pequeños productores de café, quienes luchan con los impactos de la roya, como descritos aquí en mi blog anterior, “Las Caras de Pérdida”. Esta enfermedad incapacitante de plantas, junto con otras aflicciones que pueden suceder después de que la mata se debilita, tiene un impacto enorme sobre los rendimientos de estos agricultores, y amenaza su sustento. Hay una verdad del temor de que el impacto de este año de la enfermedad será más intenso que en años anteriores, y que algunos productores posiblemente no van a sobrevivir el ataque.

Una reacción inicial puede ser ofertar más asistencia de financiamiento, para ayudar a los productores que ya tienen un margen muy delgado para aguantar el ataque. O sea, enviar plata. Confieso que mi inicial respuesta visceral a la devastación de las fincas de café fue un sentimiento de pánico sobre como nuestras contrapartes vayan a poder conseguir suficiente financiamiento para recuperarse del golpe. Pero los recursos monetarios no siempre son la respuesta, y la agencias de cooperación que realmente entienden el contexto donde trabajan, y a la gente quienes forman ese contexto reconocen la verdad de esto. Al reflexionar, Vientos de Paz ha llegado a unas conclusiones adicionales que toman en cuenta no solamente el estado actual de la situación, sino el estado futuro también.

La realidad que enfrentamos es que no todas las fincas han sido afectadas al mismo nivel, ni de la misma manera. En parte es debido a la geografía, o sea el clima de diferentes alturas, y el nivel de exposición a otras fincas infestadas. Pero también es debido a las políticas y las prácticas implementadas por los productores al proteger el único activo que tienen: la capacidad productiva de su tierra. Para esos productores quienes han captado el conocimiento técnico necesario para la preservación cuidadosa de la salud de su tierra, prácticas como la fertilización selectiva, la renovación planificada de sus parcelas, el mejoramiento continuo y la inversión futura, todo esto ayuda a protegerse de los estragos de una infestación. Se puede hacerlo aun cuando el capital disponible para tales actividades es mínimo. Hay prácticas para mitigar el impacto de una enfermedad cafetalera. Hay una inversión que se puede hacer contra desastres futuros cuando se juntan el saber-hacer y la colaboración para ayudar a los productores entender mejor la tierra y sus modos.

Sin embargo, como es cierto para la mayor parte de las estrategias y los planes, puede haber obstáculos. Siempre hay una escasez de capital. Pero también hay que tomar en cuenta la manera en que se utiliza el capital limitado, resultando de la falta de conocimiento o la manipulación por gente externa, o sencillamente sucumbiendo a gratificaciones a corto plazo. El tiempo disponible tiene su precio, ya que familias rurales existen sobre ingresos sumamente pequeños, y dividen sus minutos cada día según la crisis que grite más fuerte para llamar su atención, gritos que a lo mejor no tienen nada que ver con las matas de café. La realidad puede entrometerse, y sí lo hace.

Dadas estas realidades y las consecuencias difíciles que frecuentemente resultan de ellas, puede ser un milagro que los campesinos productores no encuentren aun más reveses. Y con esa perspectiva en mente, Vientos de Paz está creando unas alianzas nuevas o ampliadas donde podemos. Conjuntamente con nuestras contrapartes rurales, fuentes locales de financiamiento y fuentes nacionales de asistencia técnica, y, esperamos, otras fuentes externas de financiamiento, FVP seguirá apoyando las contrapartes locales en el desarrollo de su conocimiento, sus capacidades y sostenibilidad agropecuaria. De veras, una parte de ese apoyo puede ser en la forma de capital de crédito. Pero a lo mejor el apoyo más duradero e importante será bajo la forma de ayuda técnica, talleres, capacitaciones, acompañamiento, reflexión y oportunidades de colaboración dentro de las cooperativas. Unas formas de fortalecimiento institucional vienen de afuera, pero cantidades enormes de conocimiento vivencial vienen de adentro también. Las cooperativas pueden halar fuerza tanto de los territorios donde residen, como del desarrollo interno; en un sentido, nos convertimos en lo que ponemos alrededor de nosotros.

La Fundación Vientos de Paz tratará de rodear a sus contrapartes con las ideas de colaboración entre las cooperativas: la participación significativa de esencialmente todos los socios, la visión de un administrador tanto hacia el futuro, como de cara al presente, y un sentido de auto-responsabilidad sobre el cual se puede construir esos futuros. La sostenibilidad de estas pequeñas empresas rurales descansa sobre un abrazo colaborativo por todo el país, y un entendimiento claro sobre lo que la tierra necesita a cambio de su generosidad. Como dijo un líder, “siempre hemos insistido en pagar nuestras deudas a nuestros financiadores. A lo mejor no hemos sido tan insistentes en pagar nuestra deuda con la Tierra, y con uno y al otro.”

Es una lección que todos nosotros necesitamos entender….

Comunidad

Tuve la excepcionalmente buena suerte de viajar por Nicaragua hace unas semanas, visitando las contrapartes, sitios nuevos y aprendiendo una vez más de ellos lo que implica ser resistente y de buen ánimo. Estas lecciones son características de mis visitas por los años, y como resultado, cada vez me encuentro a mi mismo infundido con nuevas energías y mayor determinación. Pareciera que cada conversación, cada dilema, cada visita tiene la capacidad tanto de arrastrarme hacia abajo, como de levantarme, dependiendo de las circunstancias que se encuentren. La semana pasada, una de esas circunstancias sobresalió de una manera inmediata e imperiosa,  por lo tanto voy a compartirlo con ustedes aquí.

Una de las entidades que hemos financiado por años es NITLAPAN. Una organización adscrita a la Universidad Centroamericana (UCA), han llevado a cabo más investigaciones y estudios sobre el desarrollo en Nicaragua que nadie. Especializan en la investigación y creación de nuevos modelos y metodologías de desarrollo local. Promueven iniciativas concretas de desarrollo por medio de servicios financieros y no-financieros a las pequeñas empresas rurales y urbanas, sobre todo de mujeres y jóvenes.  Su álter ego, el Fondo de Desarrollo Local (FDL), ha establecido sucursales en gran parte del país para responder a tales necesidades, y en el proceso, se ha convertido en una fuente confiable de apoyo para los nicaragüenses rurales. Es una organización efectiva, que tiene un impacto en diferentes partes del país, y por lo tanto una organización que nos da satisfacción apoyar.

Hace poco, NITLAPAN asumió un proyecto de asistencia técnica para una comunidad remota, Santa María de Wasaka. Su proyecto implica acompañamiento y enseñanza, proporcionando a las personas de la comunidad insumos y capacitaciones para que los y las participantes puedan mejorar su propia alimentación y la de su familia. Ya que la fundación había tomado la decisión de financiar el costo del proyecto, parecía un destino lógico durante la visita de una semana.

 

Ahora cuando digo que esta visita se dio durante la última parte de la temporada de lluvia, pueden imaginar una lluvia calorosa y suave sobre las copas de un bosque tropical húmedo. Pero frecuentemente la temporada de lluvia trae un diluvio repentino a la tierra. Y si el aguacero se da al final de la temporada – cuando la tierra ya está saturada con las lluvias anteriores – el resultado puede ser catastrófico en su alcance. Tales fueron las condiciones al conducir la camioneta sobre el camino a Wasaka. Un puente sobre el río – dudoso para uso vehicular en sus mejores días – esencialmente fue arrasado. El río mismo corría rápido, aun hinchado de un aguacero de hace unos días, descartando cualquier intento de pasar por él. Caminar el resto de la distancia resultó ser nuestra única opción; nos pusimos nuestras mochilas y empezamos a caminar el resto de más o menos dos kilómetros y medio.
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Una caminata en el sector rural frecuentemente es algo valioso para mi, un cambio bonito de las horas sentadas que hacemos. Me da una oportunidad de experimentar el campo de cerca, tardarse con vistas bellas, y demasiado frecuente absorber completamente las condiciones primitivas en las cuales los habitantes rurales se encuentran. Hace que las circunstancias del campo cobren vida, para bien o para mal, y crea una perspectiva que es difícil encontrar por otros medios. El camino a Wasaka exigió cuarenta y cinco mi

nutos de caminar, observar y reflexionar. La vía serpenteó arriba y abajo de los cerros, todavía húmeda
y con charcos de las últimas lluvias, cercada de ambos lados con el crecimiento profundo del bosque que dio privacidad a la mayor parte de los residentes allá, una ruta bella y misteriosa y vagamente desconcertante por lo que quede escondido en la profundidad más allá de su borde.

Al llegar nosotros, muchas de las participantes se habían reunido para una sesión de capacitación. Se juntaron alrededor una olla grande, hirviendo del calor de un fuego abierto. Varias mujeres removían el contenido de la olla. Me hizo recordar de un guiso comunitario, y en cierto sentido, fue exactamente eso. Los técnicos de NITLAPAN enseñaba los secretos de un insecticida orgánico, que se podría producir por la fracción del costo de los tratamientos químicos, y que sería mucho mas seguro, tanto para las personas trabajando la huertas como para el medio ambiente. Aunque las y los participantes fueron atentos, hicieron una pausa para saludarnos y darnos la bienvenida. Uno a uno, nos ofrecieron sus saludos y explicaciones de las lecciones aprendidas ese día. Pero compartieron más que eso, también.  Reflexionaron sobre los eventos difíciles de los tres días anteriores.

Habíamos entrado a un lugar de emociones terriblemente encontradas.  Temores persistían de las secuelas de una inundación repentina de hace varios días. Tristeza cubría la comunidad por la pérdida de un pequeño niño, ahogado en el agua rápida que había envuelto mucho de la zona. Frustración surgía de la pérdida económica, ya que la inundación repentina destruyó muchos de los nuevos huertos que fueron el objeto de su capacitación y sus esfuerzos. Una intensidad nació de la necesidad de aprender más rápido, de mejorar el saber-hacer y producción; era visible en la cara de cada persona con que nos encontramos. Al igual que la esperanza y la determinación. “Me sentí muy triste esta mañana,” una mujer se confesó, “pero luego conocí a este hombre (el técnico de NITLAPAN) y me ayudó a sentir esperanza de nuevo, me dijo que podríamos empezar de nuevo.” “Damos gracias a Dios por la oportunidad de aprender y mejorar nuestros huertos, “ dijo otra persona. “Mi huerto fue arrastrado completamente, pero con la ayuda de estos hombres (los técnicos de NITLAPAN) voy a empezar de nuevo.” “Esperamos que no sea su última visita aquí con nosotros. Cuando regresen, van a ver algo bonito,” prometió otra persona.

Por supuesto, ya habíamos visto algo bonito allá en los cerros de Santa María de Wasaka. Algunas personas lo llamarían valor. Otras preferirían la idea de resistencia, otras lo caracterizarían como determinación. No importa el nombre que se da a esa química comunitaria, merece nuestra atención. Las personas de Wasaka no son únicas. No son algunos idealizados “pobres nobles”, buscando simpatía y admiración por su situación grave. Sencillamente están haciendo lo mejor que pueden. Personas comunes. Personas que hacen lo mejor para enfrentar sus circunstancias, las cuales podrían convertir a los más fuertes de nosotros débiles. Y aun así perseveran, se levantan después de ser tumbados, buscan el amanecer después de una tormenta. Las personas que hablaban con nosotros se sostenían uno al otro, emocionalmente y de su actitud. Y en el proceso, nos dieron el ejemplo de lo mejor que la psique humana puede ser: humilde, cariñosa, responsable por el mundo, renuente a rendirse, fuerte de cara a grandes obstáculos. Me acuerdo de que me pregunté si alguien podría describirme a mí así.

Derramé una lágrima durante la caminata de llovizna de regreso a la camioneta. Me protegía la oscuridad, escondido de las otras personas, al contemplarme a mí, arrastrado hacia abajo y luego levantado, todo en el transcurso de una breve tarde…

 

 

La Paradoja del Castillo

Durante los últimos 30 años he tenido este afiche colgado en mi oficina. Ya ni recuerdo de dónde vino, pero inmediatamente me cautivó su poderoso mensaje holístico, de una vida integral. Por lo tanto, lo mantuve como un recordatorio sobre cómo debería construir mi vida. O, por lo menos, para recordarme cuan desbalanceado  puedo tornarme y la facilidad en que pueden ocurrir estos desbalances.

Los elementos de la construcción del castillo son importantes y exigen reflexión, pero es el título del afiche que postula la Paradoja del Castillo: “Un Sueño es una Meta Tomada en Serio”. Éste escuetamente  afirma una filosofía entera sobre el desarrollo personal y organizativo. (Naturalmente, me siento atraído por las verdades que tienen sentido en mi propia vida).  Y básicamente la idea aquí es que cualquier sueño mío – independientemente de que tan borroso y a veces poco factible pueda parecer – se puede alcanzar si me decido a luchar con la enormidad de  mi visión y supero sus pequeños componentes; si puedo aprovechar el poder de mi propio espíritu,  si lo trato como una meta o una realidad en vez de una ficción. Al fin y al cabo, los objetivos son cosas que sencillamente tienen que ser logradas, mientras que los sueños frecuentemente están en el ámbito de la fantasía, más allá de mi alcance. Me gusta la idea de luchar en algo concreto.

Pero la paradoja es a la vez alentadoramente sencilla y exasperantemente problemática. Nuestras aspiraciones más altas pueden ser alcanzables solamente si podemos enseñarnos a nosotros mismos como re-imaginar su éxito. A veces el camino al éxito es, de veras “el camino menos transitado”, y puede ser un camino difícil de discernir.

La Paradoja del Castillo y la perplejidad que nos causa en la vida real a la mayoría de nosotros me hace recordar las lecciones de uno de mis libros favoritos, The Paradoxes of Leadership(Las paradojas del liderazgo), por Charles R. Edmunson. Escrito para líderes de empresas de los empleados en los EEUU, el libro es un compendio de lecciones que se aplican igualmente a individuos que están intentando progresar en esta vida de la mejor manera posible y de progresar junto a otras personas. Las lecciones del libro son únicas porque cuestionan las creencias tradicionales que sostenemos sobre  nuestras interacciones, la forma de cómo se logra ser exitoso, y la naturaleza de las relaciones organizacionales. La lecciones contradicen las perspectivas del estatus quo:

*Con las personas, la distancia mas corta entre dos puntos no es una línea recta:

*Corregimos mejor por medio de la gracia que por  medio de la confrontación;

*Nuestra fuerza viene de servir, no de dominar;

*Los cambios profundos surgen de una sensación de seguridad, no del miedo;

*Tenemos mas influencia cuando escuchamos que cuando hablamos;

*Ganamos respeto  cuando lo damos, no cuando lo demandamos;

*Una vida plena se logra dando, no agarrando;

*A veces tenemos que equivocarnos para acertar;

*Aún cuando somos efectivos, dudamos de nosotros mismos;

*Aprendemos al hablar, no sólo al escuchar ;

*Somos más fuerte cuando somos vulnerables;

*Las cosas duras son las cosas fáciles;

*Nuestra fortaleza es nuestra debilidad;

*Menos es más.

Lo que Edmundson aprendió de sus propias experiencias de liderazgo fue que si en la vida tenemos la disposición de ver las cosas desde una perspectiva muy diferente, frecuentemente generaremos una respuesta muy diferente a los problemas de la vida. El valor de sus observaciones descansa no tanto en si uno está de acuerdo con cada una de las afirmaciones a como están escritas, sino en si uno invertiría el tiempo de considerarlas y descubrir tal vez nuevos significados dentro de ellas. (La vida misma es paradójica: de hecho la paradoja más grande de Edmundson se reveló en el proceso de escribir su libro. En ese momento de su vida una enfermedad neurológica le quitó su capacidad de hablar y de moverse). Parece que nuestras circunstancias pueden crear nuevas soluciones a “las paredes del castillo” que buscamos escalar.

Mucho de lo que consideramos son verdades, en la realidad son menos que eso. Hay muy pocas verdades inmutables sobre las que podemos aferrarnos para consolarnos. Los elementos de la tradición, historia, cultura, política, religión y patrimonio familiar tienden a moldear nuestras creencias; más de lo que la verdad lo hace  A lo mejor esa sea la razón por la cual nos encontramos en tantas situaciones paradójicas. Nos aferramos a ideas que hemos acumulado en nuestro caminar, visiones del mundo que hemos adoptado al crecer, perspectivas que mantenemos porque “siempre han sido así”.  Estas perspectivas terminan alimentando y complicando las paradojas que enfrentamos. Pero el reconocer la presencia de paradojas en nuestras vidas debe darnos algún nivel de confianza de que se pueden resolver estos dilemas que parecen imposibles. Estos dilemas pueden ser no más que realidades diarias que nos piden una mirada fresca, una mente atenta y un corazón abierto para lograr una nueva solución.

Resolver la Paradoja del Castillo: Alentadoramente sencillo  y exasperantemente problemático…

El Collar de Jade

La fundación Vientos de Paz ha tenido el privilegio de trabajar con el Pueblo Indígena de Telpaneca (PIT) ya por varios años, las organizaciones básicamente compartiéndose una con la otra. La FVP ha aportado financiamiento y acompañamiento, mientras el PIT ha sido generoso en enseñar, promover y contextualizar su rica historia y cultura de siglos atrás. Frecuentemente me doy cuenta de lo que he aprendido en mis años con FVP y del contacto con el PIT ha mejorado enormemente la amplitud de mi entendimiento de los pueblos indígenas en los Estados Unidos de América. He estado seriamente interesado en los pueblos indígenas norteamericanos casi toda mi vida, y la experiencia con el PIT ha enriquecido enormemente mi perspectiva, un regalo compartido de una fuente inesperada.

 

Por lo tanto no me sorprendió ser el beneficiario de nuevo del PIT por medio de un anuncio. Unos hallazgos recientes sobre tierras del PIT en Nicaragua han producido unos artefactos maravillosos de la vida antigua del PIT, unos que datan desde hace 1200 años. El antropólogo nicaragüense Mario Rizo escribió un relato importante de los hallazgos y su significado en su artículo Hallazgos Arqueológicos del Pueblo Indígena de Telpaneca a Orillas del su Río Coco. Es un vistazo breve pero fascinante sobre otro tiempo, pero un momento cuando el flujo y reflujo de la vida cotidiana les preocupaba a sus habitantes de maneras muy parecidas como nuestro tiempo nos preocupa a nosotros. No ha cambiado mucho, parece, en miles de años.

 

Entre las cosas encontradas recientemente es un collar extraordinario de jade, descubierto en lo que se presume es la tumba de un antepasado. Entre las fotos de las antigüedades, el collar de jade me llamó la atención por alguna razón. De veras es menos revelador que las otras cosas de ese tiempo, porque las otras piezas llevan dibujos culturales o imágenes de los jefes o hombres del tribu. Pero el collar de jade pudiera ser un adorno utilizado por personas hoy en día.  La popularidad de jade hoy día tal vez tiene la misma fuerza que hace siglos. Para mi, significa algo llevado por uno de estos ancestros, un tesoro personal que pertenecía a alguien, alguien que lo llevaba cerca de su corazón, alguien que estuvo antes del resto de nosotros, alguien que preparó el camino, una persona con tanto significado, alma y pasión en su vida como cualquier otra persona que haya vivido. Imagínense a él o ella.

 

Resulta que no hacemos éste viaje por la vida a solas. Hay una infinidad de otras personas que han viajado antes de nosotros, unos que han mantenido sus lugares en la cadena evolutiva del desarrollo humano, y sobre sus vidas y obras todos nosotros construimos. El collar de jade es un recordatorio de quienes somos, como una extensión de los muchos que han venido antes. Para los actuales miembros del PIT, el collar y sus otros artefactos son una conexión directa a una herencia y una cultura que urgentemente necesita ser sostenida. El PIT trabaja incansablemente para recordarse a ellos mismos y al resto de nosotros que su herencia es rica y real y merece ser preservada. La gente que negara la historia del patrimonio indígena en cualquier parte del mundo podría estar negando su propia historia: la verdad no es una realidad de medio tiempo ajustado a lo que sea conveniente. Para el resto de nosotros, el collar es un recordatorio de humildad que al final todos nosotros dejamos algún tipo de legado. Puede ser algún impacto sobre alguien, una reputación construida, una fortuna heredada, una carrera admirada o despreciada, una familia de descendientes, o simplemente un collar de jade para ser honrado en algún momento en un futuro remoto….

El Huerto Revivido

Por STEVE SHEPPARD, el 7 de diciembre de 2012

 

En palabras escritas aquí el 28 de octubre (Comunidad), conté la historia de nuestra visita a la comunidad de Santa María de Wasaka, y como esta área remota había sido devastada por una inundación repentina, pero había restablecido su compromiso de rejuntarse y crecer con vigor con nuevas metodologías de hacer huertos. La experiencia de conocer personas enfrentando circunstancias difíciles generalmente es bastante conmovedora, y frecuentemente hay poco o ninguna oportunidad de visitarlos después para ver como les salió. Afortunadamente, no fue el caso con la gente de Wasaka.

La imagen mental más reciente de esa visita fue una caminata de regreso a nuestra camioneta, que se había estacionado un poco lejos debido a la falta de un puente, por las mismas lluvias que habían traído los torrentes de agua que pasaron por muchas de las áreas sembradas de la comunidad, y aun tomaron la vida de un niño. La oscuridad nos había caído durante la caminata, la lluvia había empezado de nuevo y, honestamente, me sentí mal por la gente que justamente había conocido. El trabajo de restauración que enfrentaban – tanto de los huertos como de sus ánimos – parecía formidable. Mi esperanza más fuerte tuvo su origen en el trabajo que los técnicos de NITLAPAN hacían con la comunidad por medio de una donación de Vientos de Paz. Me acuerdo de pensar que la evaluación final de este esfuerzo sería algo que leería con mucho interés, con las esperanza de que los resultados pudieran terminar siendo mejores que lo que actualmente podía imaginar.

Pues al final del mes pasado recibí un correo electrónico que incluía dos fotos tomadas por uno de los técnicos trabajando con el proyecto. Sabiendo los grandes retos que la comunidad de Wasaka enfrentaba en el momento de nuestra visita, el técnico debe haber gozado mucho de enviarme las fotos, que retrataron una perspectiva muy diferente de lo que podíamos comunicar en octubre.  Comparto aquí esas fotos, en parte para dispersar cualquier pesimismo que se metió en ese blog de octubre:

No sé si la producción mostrada aquí es representativa de otros hortelanos. No se si la producción mostrada aquí es representativa de la producción de estos dos productores. Ni sé si la cosecha impresionante, pero modesta, mostrada aquí representa en absoluto los otros productores de la comunidad. Solamente puedo reportar que, al mirar la evidencia de estas fotos, se me salió una sonrisa grande. Hay un gozo indirecto al ver estos resultados tangibles de gente quienes justamente hace un mes se reanimaron uno y al otro después de la pérdida de muchos huertos comunales. La nota acompañando las fotos proporcionó más ánimo: “El técnico dice que hay unas fotos de una parte de la producción saliendo de los huertos de una parte de la gente de Santa María de Wasaka, y que pronto habrá más. Están mejorando sus dietas con este tipo de verduras.”

La asistencia técnica de una organización como NITLAPAN puede hacer una diferencia significativa en las vidas de sus clientes. El espíritu insaciable de perseverar, y nunca rendirse, es un poder incalculable.  Los dos elementos juntos son suficientes para encender la esperanza, aun si solamente para la producción de verduras de la tierra…