Category Archives: Reflexiones

Contra corriente

Contra corriente

Los salmón son unos de los mejores profesores nuestros. Observamos los salmón jovenes viajando al mar, y los observamos regresando a casa. Observamos los muchos obstáculos que tienen que superar. Los observamos cumplir con el círculo de la vida, justamente como nosotros tenemos que hacer. Y si los salmón no están aquí, se rompe el círculo y todos nosotros sufrimos.

– Leroy Seth, El Tribu de Nez Perce

Para muchas criaturas de esta tierra es una verdad que el progreso y el éxito tienen que ser forjado de cara de muchas corrientes. Como los salmón del Pacífico noroeste, y los pueblos indígenas que dependían de ellos, sus historias definen la idea misma de luchar contra la marea. Y como sus primos lejanos norteamericanos, los y las nicaragüense rurales se han encontrado luchando contra corrientes suyacentes, tanto de dentro como de fuera del país, por generaciones. Como los salmón, los y las nicaragüenses experimentan el nadar río arriba como un modo de vida. Pero al contrario a los salmón, los y las nicaragüenses claramente ven las posibilidades de navegar de una forma diferente.

Entonces, cuando al final del año pasado se creó el plan de que la Fundación Vientos de Paz patrocinara un diplomado en cooperativismo en Nicaragua, avalamos la idea de buena gana. La idea de desarrollar un plan de estudio integral, de buenas prácticas para productores rurales, suscitó un entusiasmo inmediato porque – a lo mejor por la primera vez – se le ofrecía a una población campesina cooperativista un menú de temas digno de cualquier empresa progresista norteamericana. Además, este programa ocuparía una semana entera de la vida de los y las participantes, un bloque del tiempo que por su definición indicó un compromiso serio de aprender. Ese deseo, junto con la realidad logística de alojamiento del estilo-dormitorio, sugerió que los y las asistentes sentían la urgencia y la importancia de convertir una oferta como ésta en un evento trascendental.

No menos importante es que los constructores del programa son líderes comprobados por su conocimiento, tanto de los materiales, como de los y las participantes.

Rene Mendoza
Rene Mendoza

Dr. René Mendoza es un investigador, profesor y escritor con una larga historia en Nicaragua, co-fundador y ex-Director del Instituto de Investigación y Desarrollo NITLAPAN de la UCA (Universidad Centroamericana). En los últimos años ha visitado y escuchado montones de cooperativas rurales, al explorar su viabilidad y sostenabilidad, de cara al cambio económico nacional y mundial. Sigue presentando mucho de los resultados de su investigación en la forma de artículos subidos en este sitio web.

Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)
Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)

Edgar Fernández es un practicante del desarrollo rural con amplia experiencia, un colaborador frecuente con Mendoza, y también uno de los co-fundadores de Nitlapan-UCA. Un analista excepcional de las fortalezas y debilidades organizacionales, facilmente Fernández se vincula con, y inspira la confianza de, los y las productores nicaragüenses.

Ligia Guitierrez (At right)
Ligia Guitierrez (At right)

Ligia Gutiérrez es una sicóloga y una agitadora ayudando a las poblaciones rurales- sobre todo comunidades indígenas –a reconocer su patrimonio cultural y poderes de influencia y auto-determinación. De cara a la creciente disparidad económica, y la marginación de grandes sectores de la población, sus lecciones de integridad personal y auto-estima resuenan con los que temen perder la esperanza.

Pero la buena disposición de los y las participantes, y la pericia del facilitador, solamente son partes de una ecuación de aprendizaje exitoso. El otro ingrediente esencial es contenido que es, tanto digno de interés, como útil en su aplicación. Aquí la mágica de la inversión de una semana se hizo evidente desde las primeras versiones de su agenda.

Los módulos de las actividades de la semana se podrían haber copiado de un folleto de formación avanzada de liderazgo: Día 1 – Un contexto importante del estado actual de las cooperativas; Día 2 – innovaciones organizacionales (incluyendo la gerencia de libros abiertos y el proceso de mejoramiento “Lean”) de una empresa norteamericana donde los dueños son los mismos empleados; Día 3 – El género y la pérdida de relaciones y recursos; Día 4 – Los impactos del cambio climático, actuales y futuros; Día 5 – Espiritualidad en el trabajo; Día 6 – La salud personal y organizacional. (A lo mejor voy a decir más sobre cualquier o cada uno de esos temas en ensayos futuros, pero por ahora es suficiente reconocer el alcance del programa).

En medio de los IMG_2535diálogos del plenario, llenos de contenido, discusiones en pequeños grupos y la creación de planes de acciones, los días brindaron oportunidades importantes para relajarse del trabajo difícil de introspección y auto-análisis. Se cantaron canciones, había interpretaciones de baile y música por los y las participantes y visitantes, y una caminata impresionante a la alta cumbre de Peñas Blancas. Nos tiramos una pelota para presentarnos el uno al otro, tiramos bolitas de papel a los oradores y a una a la otra para mantenernos positivos de cara a los retos enormes, y

Uriselda Lopez (kept us laughing!!)
Uriselda Lopez (¡nos mantenïa en risas!)

nos reíamos sin fin a la capacidad extraña de una de las participantes de imitar exactamente el sonido de un infante llorando. De hecho, todos los aspectos intelectuales, sociales, emocionales, espirituales, laborales y físicos de nuestro bienestar personal y colectivo estaban en juego completamente durante la semana entera. Fue un evento educativo excepcional.

Al abarcar todos los componentes de la situación de las cooperativas nicaragüenses, este programa y sus presentadores lograron identificar y contextualizar la realidad y las perspectivas nicaragüenses de una manera única e importante. Tal vez por la primera vez los socios y las socias lograron contemplar sus organizaciones, su responsabilidades mutuas uno con el otro, los elementos económicos que de veras están fuera de su control, y los que están dentro de su influencia, la naturaleza de trabajo transparente y colaborativo, y la investigación que subraya todo esto. Las lecciones fueron difíciles. Las verdades fueron incómodas. Sin duda las corrientes provocaron que algunos pensaran en darse vuelta y nadar lejos. Pero la vista integral de sus vidas cooperativas, y un empuje intrínseco de superar obstáculos como “siempre lo hemos hecho así”, o “nunca vamos a poder entender”, permitieron que sucedieran transformaciones durante la semana.

El tiempo revelará cuales de los y las posibles innovadores tendrán éxito en luchar contra la corriente del estatus quo, y en cuales maneras. Tal vez como los salmón, hay voluntad innato y suficiente para completar el viaje que es la vocación de sus vidas, de satisfacer las necesidades más básicas de trabajo y sustento y dignidad. En un sentido muy real, sin esa posibilidad se rompe el círculo de sus vidas, y todos nosotros sufrimos….

The "Others"
“Los Otros y las Otras”

Después de las Lágrimas y las Risas

POR STEVE SHEPPARD, el 2 de diciembre de 2013

Durante un servicio festivo el domingo pasado veintenas de familiares y amigos compartieron las reminiscencias y recuerdos cariñosos de Harold Nielsen, algo que le hubiera incomodado a Harold. Nunca se sentía cómodo aceptando reconocimiento por algo que él había hecho, a menos que pensara que de algún modo podría promover más la ayuda o conocimiento para la gente que buscó servir. Sin embargo, se llenó la tarde con lágrimas y también con reflexiones felices del hombre que impactó tantos nichos de vida para tanta gente.

Después del servicio, al crecer las conversaciones con historias de Harold y Louise y sus aventuras, una pregunta surgía varias veces, que me sorprendió enormemente. En esencia la pregunta fue ¿cuáles cambios se pueden esperar en los meses venideros para FVP? Me sorprendió la pregunta, porque no la había anticipado. Y no la había anticipado porque preveo muy pocos cambios para la Fundación con la muerte de Harold. Déjenme explicar.

Primero, lo que Harold y Louise establecieron durante sus décadas de servicio en Nicaragua (y otros lugares) es tan fundamental y viable hoy en día como fue hace años. Las piedras angulares de iniciativas locales, sostenibilidad, acompañamiento, responsabilidad, y la educación transformacional siguen formando la base de la visión de desarrollo de FVP. Si bien las actividades operativas podrían cambiar y los puntos focales pudieran evolucionar, las filosofías básicas establecidas por Harold y Louise se quedan firmemente en su lugar.

Segundo, a pesar de sus capacidades disminuidas en los últimos años y meses, Harold seguía muy involucrado en las actividades y direcciones de financiamiento de la Fundación. Adoptó el paso hacia un modelo de desarrollo territorial. Reiteradamente expresaba su emoción sobre el uso mayor de nuestros consultores nicaragüenses para dar a nuestros esfuerzos una perspectiva y análisis nicaragüense, incluyendo la evaluación más profunda de las propuestas “desde el terreno.” Le encantó la idea de una iniciativa educativa como un impacto a largo plazo sobre las generaciones futuras; de hecho, autorizó la iniciativa en el nombre de Louise.

Tercero, Harold abiertamente expresaba su confianza en el personal, la gerencia, las estructuras de gobierno y la gente de FVP. La Junta Directiva se compone tanto de familiares como de sus asesores de confianza. El personal se compone de compañeros de muchos años. Si su propósito fue identificar una asamblea de personas bien vinculadas con la misión y visión de Vientos de Paz, Harold lo logró. El objetivo compartido seguirá siendo administrar la fundación de acuerdo con la manera que Harold y Louise la concibieron y la nutrieron.

En el futuro puede haber varios factores que eventualmente cambien la forma y las operaciones de la Fundación. Con el tiempo, un cambio de recursos, conmociones políticas, tanto acá como en el extranjero, o nuevas personas sirviendo la institución, todos dejarían su impacto de alguna forma. Pero una prioridad duradera para Vientos de Paz será la retención de la visión que Harold y Louise trajeron a la misma al principio: contribuir a la paz mundial por promover la justicia económica, social y ambiental, y fomentar la educación transformacional y personal que necesita llevar a cada uno de nosotros a la lucha.

La vida sin Harold y Louise nunca será la misma, pero los sueños de Vientos de Paz nunca cambiarán…

El Foro del Premio Nobel de la Paz

Por Steve Sheppard, el 15 de marzo de 2013

El fin de semana pasada asistí al Foro del Premio Nobel de la Paz. Fue la 25ta edición de la reunión de premiados de Nobel y una mezcla ecléctica de otras personas con intereses activos en la búsqueda de un mundo más justo y pacífico.  El Foro ya ha crecido para lograr la participación de unas 6,000 personas en su sitio en Minneapolis, además de a lo mejor miles más conectadas por la tecnologías de Internet que vincularon más de 20 países por todo el mundo.

El tema de la reunión de este año fue “El Poder de las Ideas: El Pueblo y La Paz”, y no hay duda que las ideas grandes representadas por los conferencistas de los plenarios, sobre todo, tuvieron un gran impacto por todo el mundo. Las y los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar al laureado de 2006, Muhammad Yunus, el padre del microcrédito, el padre de la empresa social, el fundador del Banco Grameen y de más de 50 otras compañías en Bangladesh. La laureada de 2011 Tawakkol Karman recibió el Premio Nobel por su trabajo humanitario en favor de los derechos y la seguridad de las mujeres y los niños y las niñas de Yemen. Malcolm Potts es un obstetra y científico de la reproducción, educado en Cambridge, cuyo último libro es un vistazo interesante sobre el Sexo y La Guerra: Cómo La Biología Explica la Guerra y el Terrorismo y Ofrece el Camino a un Mundo más Seguro. El Dr. Paul Farmer es uno de los pensadores más destacados sobre la salud y los derechos humanos y las consecuencias de la inequidad social.  El Dr. Farmer ha escrito ampliamente sobre el derecho a la salud y lo sagrado de cada vida.  Pensadores poderosos, todos con ideas poderosas. La oportunidad de escuchar a estos activistas y “pioneros” siempre es inspirador, generalmente provoca reflexión, e incluso a veces transforma la vida de uno mismo.

Es fascinante escuchar las historias sobre como una sola acción decisiva de parte de personas, que parecen comunes y corrientes, puede generar tales movimientos transformadores. Debidamente el Foro sirvió, en parte, para celebrar la magnitud de las ideas; tal celebración es completamente merecida frente a la magnitud de los problemas que enfrentamos. Pero al estar sentado en el auditorio durante los tres días, y al absorber la inspiración de estos activistas narradores talentosos, me impresionó mucho algo mucho más pequeño que las grandes ideas atribuidas a ellos. Exactamente lo opuesto.

Si se considera la historia de Muhammad Yunus y el nacimiento del microcrédito, no es necesariamente un relato del Banco Grameen y los miles de millones de dólares que se han prestado a personas empobrecidas por todo el mundo. En lo más profundo es una historia de un profesor universitario que no podía reconciliar su conocimiento de la economía con su identificación con una mujer pobre, pidiendo en las calles de Bangladesh. En un momento de sentimiento, sea de un sentido de culpabilidad o de un sentido práctico, le prestó un monto pequeño, de ser pagado cuando pudiera, cuando se encontraran en la calle. Se encontraron. Ella le pagó. Y el resto, como se dice, se hizo historia.

Paul Farmer se ha convertido en una fuerza médica verdadera en el mundo, trabajando contra la costumbre y la burocracia por el bien de sus pacientes, quienes casi todos viven en los lugares más pobres del mundo. Pero empezó ejerciendo su profesión como médico en el país más pobre del Hemisferio Occidental – Haití – con la idea sencilla de ayudar a cada paciente que conociera. “La idea de que algunas vidas cuentan menos es la raíz de todo lo que es mal del mundo,” dice. Su historia es menos sobre las organizaciones y movimientos de salud que ha influenciado, y más sobre su compromiso con un paciente. Cada paciente.

Tawakkol Karman nunca pensó que iba a ser la laureada más joven de un Premio Nobel de la Paz. Básicamente ya no podía quedarse callada frente a la cultura opresiva, que negaba los derechos básicos a la mujer, incluyendo el derecho de expresar sus propias ideas libremente.  Con otras colegas, mujeres periodistas, simplemente decía “no” a la continuación de la censura del derecho de hablar, y “sí” a la promoción de todos los derechos humanos, “sobre todo la libertad de opinión y expresión, y los derechos democráticos.”

Los impactos han sido inmensos. Pero para cada uno de estos agentes de cambio el punto de partida fue una sola, pequeña acción. Cada uno buscó tener una influencia dentro de su propio nicho de la vida, para marcar la diferencia en la vida de un mendigo o paciente o colega. El contacto fue de cerca, y personal. Y dentro de esta mezcla de conexiones se creó algo único entre los actores, algo que tenía la capacidad de crecer más allá de sus dimensiones originales, y hacerse más universal en su naturaleza, una fuerza demasiado intensa para quedarse desconocida, un movimiento que capturó la imaginación del mundo entero. Ni Yunus ni Farmer ni Karman buscaron cambiar el mundo. Cada uno solamente intentó hacer lo que se podía, una prestataria, un paciente, un paso a la vez. De tales hechos nacen movimientos.

Una participante del Foro preguntó lo que ella posiblemente podía hacer frente a la inmensidad de los problemas del mundo, mencionando el hambre, las enfermedades, la pobreza y la opresión de todos los tipos. Pensé haber escuchado en su pregunta un sentido de  admiración sobre lo que los conferencistas del Foro habían compartido, y las iniciativas que se habían desarrollado bajo su activismo. Pero de veras su sentido de admiración podría haber estado dirigido a la simplicidad de como estos pioneros actuaron. Porque el poder de sus ideas viene de una verdad básica: no hay una causa más grande que el amor por el prójimo, no hay regalo más importante que el papel de atender a los que enfrentan una necesidad,  sea ayudar a un vecino, una organización, una comarca o un país. Cada uno de nosotros representamos una sola pieza en este gran rompecabezas de la vida. Es una pieza que necesitamos aportar…

El Poder y la Debilidad de Una Persona

por STEVE SHEPPARD, el 9 de marzo de 2013

Uno de los titulares de las noticias esta semana fue la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Aunque se murió a una edad relativamente joven, parece que Chávez ha ocupado los titulares desde siempre, a veces por su declaraciones escandalosas, a veces por su personalidad imponente, a veces por su menosprecio de las políticas exteriores de los Estados Unidos, y frecuentemente por su desdén del capitalismo occidental. Demonizaba a los líderes occidentales, se hacía amigo de gobiernos parias, “delincuentes” alrededor del mundo, y consolidaba su poder sobre la política venezolana hasta que la controló casi con una mano. De hecho, había pocas agencias del gobierno venezolano que no sentían la presión del apretón de Chávez. Consiguió el apoyo y hasta el cariño de muchos venezolanos debido a su postura en favor de los pobres. Y después había todo ese petróleo debajo de las tierras venezolanas, que le dio la tarima para poder ser escuchado por todas partes, externas y domésticas.

 

Se ha utilizado la palabra “carismático” para describir a Chávez y su estilo bravucón. Raras veces cayó víctima de la diplomacia, cuando un bramido sencillo podía comunicar su posición, un rasgo que confundía a gobiernos hostiles pero que le ganaba la simpatía del pueblo de Venezuela; fue elegido a la presidencia cuatro veces. Durante esos años se identificaba más y más no solamente con la presidencia, sino con la nación misma, desdibujando la línea entre la nación y el nacionalista. Por lo menos el gobierno de Venezuela durante los años de Chávez fue “una banda de una sola persona”. Empuñaba su voz y su poder unilateralmente.

En Nicaragua Chávez se hizo un patrón externo, proporcionando al gobierno nicaragüense acceso a petróleo barato y en grandes cantidades. Los detalles de los pactos económicos entre Chávez y el Presidente nicaragüense Daniel Ortega se mantenían básicamente secretos, pero acuerdos pregonados por el líder nicaragüense como enormemente convenientes para la economía nicaragüense y su pueblo. Pero se realizaron, como mucho del legado de Chávez, hombre a hombre, sobre la base de uno a uno. Y dentro de esa postura de la construcción de una relación aparentemente franca, sencilla y efectiva está el problema: fue de un solo hombre. Los y las nicaragüenses pueden ahora con razón ir preguntándose, “¿Y ahora qué?”

 

Chávez ya se ha ido. Y por todo lo que se sabe, puede ser que sus intenciones, promesas, relaciones, conocimiento y estrategias ya se hayan ido también. Porque el hombre se convirtió en el país. Él fue todo el espectáculo. La participación amplia y la transparencia del gobierno que pudieran haber consolidado un movimiento generacional entero en Venezuela nunca tuvieron las oportunidades de enraizarse, y por lo tanto la fuerza del hombre y sus país se hizo su debilidad, también. El tiempo contará si su sucesor seguirá las políticas y direcciones promovidas por Chávez, pero una cosa está clara: aunque las estrategias sí continúen, se harán a un ritmo más lento y con un impacto disminuido debido al estilo de liderazgo de Chávez.

Es tanto la bendición y la maldición del liderazgo singular. Cuando un líder toma todas las decisiones y tiene toda la autoridad, se convierte en la identidad de cualquier institución atendida, sea gubernamental, empresarial o sin fines de lucro. Si esa identidad es positiva, la organización puede beneficiarse por la fuerza del carisma, talento, honestidad y corazón cariñoso de ese individuo. Pero si esa persona es todo lo que la institución representa, entonces será tan efímera como la nieve en la primavera. Cualquier organización necesita un liderazgo fuerte y aún carismático para sembrarse y expandir por su gente para que sus raíces sean profundas y su vida larga. Así se asegura la continuidad, y la manera en que los seguidores realmente entienden por qué están vitoreando cuando el líder conduce. Y ninguno de nosotros podemos ser tan inteligentes como todos nosotros juntos.

Al trabajar en Nicaragua me pregunto cuáles cambios vendrán con el fallecimiento de Chávez y sus acuerdos secretos. ¿Se encontrará Daniel Ortega de repente en una asociación sin una contraparte? Es una pregunta importante que cada una de nuestras contrapartes necesita hacerse cuando busquen construir organizaciones más fuertes, más duraderas. La salud y fuerza de un socio de una cooperativa puede resultar de la solidaridad organizativa, pero la solidaridad organizativa se construye sobre el involucramiento como propietario de todos sus socios…

Pagando la Deuda

por STEVE SHEPPARD, el 20 de febrero de 2013

La visita del mes pasado con las contrapartes en Nicaragua incluyó algunas visitas aleccionadoras con pequeños productores de café, quienes luchan con los impactos de la roya, como descritos aquí en mi blog anterior, “Las Caras de Pérdida”. Esta enfermedad incapacitante de plantas, junto con otras aflicciones que pueden suceder después de que la mata se debilita, tiene un impacto enorme sobre los rendimientos de estos agricultores, y amenaza su sustento. Hay una verdad del temor de que el impacto de este año de la enfermedad será más intenso que en años anteriores, y que algunos productores posiblemente no van a sobrevivir el ataque.

Una reacción inicial puede ser ofertar más asistencia de financiamiento, para ayudar a los productores que ya tienen un margen muy delgado para aguantar el ataque. O sea, enviar plata. Confieso que mi inicial respuesta visceral a la devastación de las fincas de café fue un sentimiento de pánico sobre como nuestras contrapartes vayan a poder conseguir suficiente financiamiento para recuperarse del golpe. Pero los recursos monetarios no siempre son la respuesta, y la agencias de cooperación que realmente entienden el contexto donde trabajan, y a la gente quienes forman ese contexto reconocen la verdad de esto. Al reflexionar, Vientos de Paz ha llegado a unas conclusiones adicionales que toman en cuenta no solamente el estado actual de la situación, sino el estado futuro también.

La realidad que enfrentamos es que no todas las fincas han sido afectadas al mismo nivel, ni de la misma manera. En parte es debido a la geografía, o sea el clima de diferentes alturas, y el nivel de exposición a otras fincas infestadas. Pero también es debido a las políticas y las prácticas implementadas por los productores al proteger el único activo que tienen: la capacidad productiva de su tierra. Para esos productores quienes han captado el conocimiento técnico necesario para la preservación cuidadosa de la salud de su tierra, prácticas como la fertilización selectiva, la renovación planificada de sus parcelas, el mejoramiento continuo y la inversión futura, todo esto ayuda a protegerse de los estragos de una infestación. Se puede hacerlo aun cuando el capital disponible para tales actividades es mínimo. Hay prácticas para mitigar el impacto de una enfermedad cafetalera. Hay una inversión que se puede hacer contra desastres futuros cuando se juntan el saber-hacer y la colaboración para ayudar a los productores entender mejor la tierra y sus modos.

Sin embargo, como es cierto para la mayor parte de las estrategias y los planes, puede haber obstáculos. Siempre hay una escasez de capital. Pero también hay que tomar en cuenta la manera en que se utiliza el capital limitado, resultando de la falta de conocimiento o la manipulación por gente externa, o sencillamente sucumbiendo a gratificaciones a corto plazo. El tiempo disponible tiene su precio, ya que familias rurales existen sobre ingresos sumamente pequeños, y dividen sus minutos cada día según la crisis que grite más fuerte para llamar su atención, gritos que a lo mejor no tienen nada que ver con las matas de café. La realidad puede entrometerse, y sí lo hace.

Dadas estas realidades y las consecuencias difíciles que frecuentemente resultan de ellas, puede ser un milagro que los campesinos productores no encuentren aun más reveses. Y con esa perspectiva en mente, Vientos de Paz está creando unas alianzas nuevas o ampliadas donde podemos. Conjuntamente con nuestras contrapartes rurales, fuentes locales de financiamiento y fuentes nacionales de asistencia técnica, y, esperamos, otras fuentes externas de financiamiento, FVP seguirá apoyando las contrapartes locales en el desarrollo de su conocimiento, sus capacidades y sostenibilidad agropecuaria. De veras, una parte de ese apoyo puede ser en la forma de capital de crédito. Pero a lo mejor el apoyo más duradero e importante será bajo la forma de ayuda técnica, talleres, capacitaciones, acompañamiento, reflexión y oportunidades de colaboración dentro de las cooperativas. Unas formas de fortalecimiento institucional vienen de afuera, pero cantidades enormes de conocimiento vivencial vienen de adentro también. Las cooperativas pueden halar fuerza tanto de los territorios donde residen, como del desarrollo interno; en un sentido, nos convertimos en lo que ponemos alrededor de nosotros.

La Fundación Vientos de Paz tratará de rodear a sus contrapartes con las ideas de colaboración entre las cooperativas: la participación significativa de esencialmente todos los socios, la visión de un administrador tanto hacia el futuro, como de cara al presente, y un sentido de auto-responsabilidad sobre el cual se puede construir esos futuros. La sostenibilidad de estas pequeñas empresas rurales descansa sobre un abrazo colaborativo por todo el país, y un entendimiento claro sobre lo que la tierra necesita a cambio de su generosidad. Como dijo un líder, “siempre hemos insistido en pagar nuestras deudas a nuestros financiadores. A lo mejor no hemos sido tan insistentes en pagar nuestra deuda con la Tierra, y con uno y al otro.”

Es una lección que todos nosotros necesitamos entender….

El muchacho encima del bus

por STEVE SHEPPARD, el 3 de marzo de 2013

Nicaragua es un país lleno de maravillas para los viajeros. La belleza natural no tiene fin, no importa cuantas veces uno tiene el placer de disfrutarla. La historia es tanto encantadora como inolvidable; es un pasado de gran belleza cultural, espiritualidad y perseverancia. Pero el activo verdadero de un país es su gente, por supuesto, y me siento notablemente bendecido por tener las oportunidades de conocer a muchos nicaragüenses. Quisiera conocer a aun más nicaragüenses. Sobre todo, los niños y las niñas. Como el padre de hijos adoptivos, no es tan difícil visualizar a cualquiera de esos bellos niños nicaragüenses como los míos.

Por lo tanto tal vez no fue tan inusual para mí pensar largo y duro sobre un muchacho que vi durante mi viaje en enero. Lo vi, literalmente, encima de un bus. Viajábamos sobre una carretera en construcción, una que urgentemente necesitaba el maquillaje. La profundidad de algunos de los baches y los surcos de esta carretera se podría medir más fácilmente en pies que en pulgadas, y viajar por ella fue un proceso lento aun sin el trabajo de la construcción. El bus se encaminaba directamente delante de nosotros, tirando a sus pasajeros arriba y abajo con cada rebote de la carretera, parándose de repente con cada interrupción de la construcción, en su desesperada búsqueda de terreno plano. Y parado encima del bus amarillo dando sacudidas estaba este muchacho.

Cada vez que el controlador del tráfico nos paró con una bandera roja, el muchacho se bajo corriendo de la parte trasera del bus para poder platicar con los trabajadores de la construcción u otra gente que miraba el proceso de la construcción. Parecía que él conocía a todos a lo largo de la ruta. Riéndose y entablando payasadas aparentemente con cualquier persona que le correspondía, parecía la encarnación de esa mezcla animada de energía y entusiasmo que tanto identifica a los jóvenes de 16 años. Tan pronto como el bus reiniciaba su viaje, el muchacho corría a la parte trasera del bus y subía de regreso al techo, como un vaquero a horcajadas sobre un enorme toro meciéndose. Rara vez se sentaba o se arrodillaba. Ni se agarraba a algo para estabilizarse. Su mensaje a todos que podían ver era que había conquistado al bus para montarlo a su propia manera. Con cada brinco nuevo de la carretera, esperaba verlo catapultado del techo al suelo. Pero su montura nunca le superó, un hecho que a lo mejor aportó a la anchura de su sonrisa al navegar nosotros la zona de la construcción.  Tanto Marcos como yo comentábamos sobre su riesgo, la percepción de su invulnerabilidad, el peligro de un chorro de adrenalina como este, y a lo mejor agregamos uno o dos gestos de resignación con la cabeza. Fue peligroso, imprudente y emocionante de mirar, todo a la vez.

En el momento me preguntaba si el muchacho puede representar un tipo de “hombre cualquiera” joven nicaragüense. O sea, aquí estaba, claramente un joven, en la profundidad del campo, yendo a quien-sabe-donde en el bus, aparentemente despreocupado y tal vez sin responsabilidades, fuera de la escuela, y tal vez con poco o ningún trabajo que exigía su atención. Pensé para mí mismo que, sean correctas o no mis atribuciones, este puede ser un perfil de muchos muchachos de Nicaragua: una persona llena de vida y vivacidad, con un potencial indecible e intocado, un cipote quien posiblemente tenga la llave de abrir décadas de empobrecimiento y daño económico, o posiblemente descubrir el remedio de alguna enfermedad mortal. Al verlo divertirse encima de ese bus, me imaginaba que posiblemente tenía el coraje y la visión de poder aguantar viajes agitados de una clase importante. Pero también reconocí que probablemente tendría pocas oportunidades en la vida de realizar esas posibilidades, que como tantos muchachos no-educados o sub-educados de Nicaragua, el potencial tendría pocas oportunidades de prosperar. Andar encima del bus podría ser el evento más emocionante y notable de una vida entera. Reflexioné así por casi una hora, por mucho tiempo después de que nos habíamos adelantado al bus con el muchacho encima.

Mi impresión de ese muchacho ha regresado a mi mente varias veces desde enero. Siempre empiezo recordando su aire de inmortalidad, su creencia completa de su capacidad de aguantar cada una y todas las sacudidas que el bus encontraba. Después siempre reflexiono sobre el potencial desaprovechado que él encarna. Pero con tiempo, he cambiado mi entendimiento de lo que él significa para mí, a alguien más profundamente representativo no solamente de la juventud nicaragüense desfavorecida del campo, sino de una base más amplia de la humanidad. He llegado a verme a mi mismo sobre ese bus, junto con cada otra persona sobre la faz de esta tierra. Resulta que todos nosotros estamos viajando sobre esa carretera llena de baches, tratando de mantener nuestro equilibrio frente a los surcos y huecos al mostrar nuestro desprecio por sus consecuencias. Vivimos como si pudiéramos ser inmortales, sin fin, y con esa actitud perdimos las oportunidades que están absolutamente dentro de nuestro poder de alcanzar. Las oportunidades perdidas de una vida joven no son diferentes, ni en términos de contenido ni en términos de importancia, que la administración inefectiva de nuestras propias vidas.

Cuando no somos suficientemente cuidadosos, pensativos, las visiones miopes pueden conducirnos siempre a conclusiones con aires de superioridad sobre las personas que nunca conocimos, al cegarnos a la realidad de nuestra propia condición. Me encuentro a mí mismo gozando con la memoria del muchacho encima del bus, también esperanzado que se llegue a su destino seguro y provechosamente. Y es la misma esperanza y visión ferviente que tengo para el resto de nosotros, quienes a veces ni estamos conscientes de que el bus ha salido de la estación…

Cuando cumpla sesenta y cuatro

Por STEVE SHEPPARD el 12 de enero de 2013

“When I get older, losing my hair, Many years from now…. Will you still need me, will you still feed me, when I’m sixty-four?”

“Cuando yo sea más viejo, perdiendo el pelo, dentro de muchos años… ¿Todavía me necesitarás?, ¿todavía me alimentarás, cuando tenga sesenta y cuatro?”

Los Beatles grabaron una canción en 1966 que se llamó “When I´m Sixty-Four” una melodía caprichosa cantada por un joven a su novia, un interrogante sobre su vida en el futuro. La canción también es una graciosa referencia a la brecha generacional, al intentar imaginarse la vida a esa edad muy madura. La historia dice que Paul McCartney escribió la canción a una edad muy joven, y cuando su papá iba a cumplir sesenta y cuatro años. Cualquier persona de mi generación, al escuchar la canción allá en los años 1960s, teníamos poca curiosidad de pensar en llegar a la edad de sesenta y cuatro, una edad que nos parecía tan antigua como el sistema planetario. Para un adolescente, imaginarse la vida a tal edad tan avanzada fue un poco cómo imaginarse la vida en la luna: era lejana, de otro mundo, e improbable. Pero de repente estoy en el umbral de cumplir sesenta y cuatro.

No es un cataclismo, ni un hito muy importante. O sea, todavía tengo empleo en un papel que aprecio, tengo buena salud, estoy activo físicamente y mentalmente, con una esposa a quien amo muy profundamente todavía, con cuatro hijos crecidos quienes me llaman y visitan. No parece que la vida se me está menguando. Sin embargo, según las estadísticas, ya estoy bastante dentro de la última cuarta parte de mi vida. Entonces la melodía de los Beatles me ha dado a pensar sobre cualesquier impactos que pueda haber creado hasta la fecha, sean buenos o sean malos, a contemplar los logros que me quedan adelante, y a preguntarme en voz alta si mi existencia ha demostrado una buena administración de la vida con la cual he sido bendecido. Es una ejercicio tenue, nacido tanto de una necesidad de afirmación, como de una evasión de miedos: espero dejar buenas huellas, pero temeroso que no lo haré.

Sospecho que las misma incertidumbres se remueven dentro de muchos de nosotros. Nos han dicho otras personas que, por solamente hacernos las preguntas demostramos nuestra conciencia de una obligación de administración, que por sí mismo puede asegurar el alto carácter de nuestro paso por este mundo. No tengo mucha confianza sobre esa conclusión. Las preguntas son un buen comienzo, pero un final incompleto. Entonces sigo buscando ese “boletín de notas” para informarme si estoy aprobando esta clase de administración que se llama la vida. Y tengo la preocupación que la prueba no se va a evaluar poniendo las notas en una curva, sino, según una medida más absoluta. Reviso las notas de mi vida, incluyendo mi lista de las 10 principales medidas de responsabilidad administrativa, y veo temas como la honestidad, la generosidad, el respeto hacia otras personas, el ambientalismo, la conservación, el aprendizaje de toda la vida, la espiritualidad, el cuido de mi ser físico. Quisiera saber el contenido del examen para cada uno de estos elementos. ¿Ya tomé el examen?

“Déme su respuesta, llene un formulario…”

 

Un autor de gerencia Peter Block, escribió un libro sobre la administración hace varios años (1993) que se llama El Servicio Como Estilo de Management: Stewardship[1]. Todavía es uno de los mejores escritos sobre el tema que he encontrado jamás, y una parte de esa obra se queda en mi conciencia aún hoy, veinte años después de mi lectura original, y muchos años después de terminar mis papeles de gerencia corporativa. Block describe stewardship como “escoger el servicio sobre el interés propio, y crear la redistribución de poder, metas y riqueza.” O sea, Block sugirió que en la búsqueda de hacerse hábil en stewardship (en este caso, el fortalecimiento organizativo), la clave se encontraría en el ascenso de los otros.

Casi en el mismo momento, Robert Greenleaf estuvo enseñando un pensamiento muy parecido en su folleto paradójico The Servant as Leader. “El líder servicial asegura que se responda a las necesidades más prioritarias de otras personas. La mejor prueba, y la más difícil de aplicar, es: ¿crecen como personas la gente que se atiende? Al ser atendidas, se hacen más sanas, más sabias, más libres más autónomas, tienden más a ser serviciales? ¿Y cuál es el efecto sobre los menos privilegiados de la sociedad? Se benefician, o, por lo menos, no terminan siendo privados aún más?” Las palabras de ambos autores me abrieron perspectivas de pensamiento que dramáticamente impactaron mi comportamiento, tanto en mi trabajo, como en mi vida personal. Pero todavía me pregunto si al fin y al cabo me hicieron un mejor administrador. Me hubiera gustado estudiar más para el examen.

“Trabajando en el huerto, sacando la maleza, ¿Qué más que se podría pedir?”

Entonces al acercarme más al cumpleaños mítico de sesenta y cuatro de McCartney, aprecio la vida que ha evolucionado con los años, por declarar que yo soy, de hecho, el hombre más afortunado del mundo. De veras lo creo. Pero aunque suene muy bendecido, sencillamente aumenta mi auto-reflexión sobre lo que es la buena administración. ¿Puede uno ser verdaderamente un buen administrador, mientras se siente a la vez las buenas fortunas de un hombre dichoso? Tal vez voy a entender la respuesta en algún momento del año venidero, cuando cumpla sesenta cuatro…



[1] La palabra en inglés significa más que solamente “administración” sino tiene una connotación  fuerte de responsabilidad social,  o sea no solamente administrar, sino cuidar, hacer crecer, actuar responsablemente con su “cargo”.

Comunidad

Tuve la excepcionalmente buena suerte de viajar por Nicaragua hace unas semanas, visitando las contrapartes, sitios nuevos y aprendiendo una vez más de ellos lo que implica ser resistente y de buen ánimo. Estas lecciones son características de mis visitas por los años, y como resultado, cada vez me encuentro a mi mismo infundido con nuevas energías y mayor determinación. Pareciera que cada conversación, cada dilema, cada visita tiene la capacidad tanto de arrastrarme hacia abajo, como de levantarme, dependiendo de las circunstancias que se encuentren. La semana pasada, una de esas circunstancias sobresalió de una manera inmediata e imperiosa,  por lo tanto voy a compartirlo con ustedes aquí.

Una de las entidades que hemos financiado por años es NITLAPAN. Una organización adscrita a la Universidad Centroamericana (UCA), han llevado a cabo más investigaciones y estudios sobre el desarrollo en Nicaragua que nadie. Especializan en la investigación y creación de nuevos modelos y metodologías de desarrollo local. Promueven iniciativas concretas de desarrollo por medio de servicios financieros y no-financieros a las pequeñas empresas rurales y urbanas, sobre todo de mujeres y jóvenes.  Su álter ego, el Fondo de Desarrollo Local (FDL), ha establecido sucursales en gran parte del país para responder a tales necesidades, y en el proceso, se ha convertido en una fuente confiable de apoyo para los nicaragüenses rurales. Es una organización efectiva, que tiene un impacto en diferentes partes del país, y por lo tanto una organización que nos da satisfacción apoyar.

Hace poco, NITLAPAN asumió un proyecto de asistencia técnica para una comunidad remota, Santa María de Wasaka. Su proyecto implica acompañamiento y enseñanza, proporcionando a las personas de la comunidad insumos y capacitaciones para que los y las participantes puedan mejorar su propia alimentación y la de su familia. Ya que la fundación había tomado la decisión de financiar el costo del proyecto, parecía un destino lógico durante la visita de una semana.

 

Ahora cuando digo que esta visita se dio durante la última parte de la temporada de lluvia, pueden imaginar una lluvia calorosa y suave sobre las copas de un bosque tropical húmedo. Pero frecuentemente la temporada de lluvia trae un diluvio repentino a la tierra. Y si el aguacero se da al final de la temporada – cuando la tierra ya está saturada con las lluvias anteriores – el resultado puede ser catastrófico en su alcance. Tales fueron las condiciones al conducir la camioneta sobre el camino a Wasaka. Un puente sobre el río – dudoso para uso vehicular en sus mejores días – esencialmente fue arrasado. El río mismo corría rápido, aun hinchado de un aguacero de hace unos días, descartando cualquier intento de pasar por él. Caminar el resto de la distancia resultó ser nuestra única opción; nos pusimos nuestras mochilas y empezamos a caminar el resto de más o menos dos kilómetros y medio.
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Una caminata en el sector rural frecuentemente es algo valioso para mi, un cambio bonito de las horas sentadas que hacemos. Me da una oportunidad de experimentar el campo de cerca, tardarse con vistas bellas, y demasiado frecuente absorber completamente las condiciones primitivas en las cuales los habitantes rurales se encuentran. Hace que las circunstancias del campo cobren vida, para bien o para mal, y crea una perspectiva que es difícil encontrar por otros medios. El camino a Wasaka exigió cuarenta y cinco mi

nutos de caminar, observar y reflexionar. La vía serpenteó arriba y abajo de los cerros, todavía húmeda
y con charcos de las últimas lluvias, cercada de ambos lados con el crecimiento profundo del bosque que dio privacidad a la mayor parte de los residentes allá, una ruta bella y misteriosa y vagamente desconcertante por lo que quede escondido en la profundidad más allá de su borde.

Al llegar nosotros, muchas de las participantes se habían reunido para una sesión de capacitación. Se juntaron alrededor una olla grande, hirviendo del calor de un fuego abierto. Varias mujeres removían el contenido de la olla. Me hizo recordar de un guiso comunitario, y en cierto sentido, fue exactamente eso. Los técnicos de NITLAPAN enseñaba los secretos de un insecticida orgánico, que se podría producir por la fracción del costo de los tratamientos químicos, y que sería mucho mas seguro, tanto para las personas trabajando la huertas como para el medio ambiente. Aunque las y los participantes fueron atentos, hicieron una pausa para saludarnos y darnos la bienvenida. Uno a uno, nos ofrecieron sus saludos y explicaciones de las lecciones aprendidas ese día. Pero compartieron más que eso, también.  Reflexionaron sobre los eventos difíciles de los tres días anteriores.

Habíamos entrado a un lugar de emociones terriblemente encontradas.  Temores persistían de las secuelas de una inundación repentina de hace varios días. Tristeza cubría la comunidad por la pérdida de un pequeño niño, ahogado en el agua rápida que había envuelto mucho de la zona. Frustración surgía de la pérdida económica, ya que la inundación repentina destruyó muchos de los nuevos huertos que fueron el objeto de su capacitación y sus esfuerzos. Una intensidad nació de la necesidad de aprender más rápido, de mejorar el saber-hacer y producción; era visible en la cara de cada persona con que nos encontramos. Al igual que la esperanza y la determinación. “Me sentí muy triste esta mañana,” una mujer se confesó, “pero luego conocí a este hombre (el técnico de NITLAPAN) y me ayudó a sentir esperanza de nuevo, me dijo que podríamos empezar de nuevo.” “Damos gracias a Dios por la oportunidad de aprender y mejorar nuestros huertos, “ dijo otra persona. “Mi huerto fue arrastrado completamente, pero con la ayuda de estos hombres (los técnicos de NITLAPAN) voy a empezar de nuevo.” “Esperamos que no sea su última visita aquí con nosotros. Cuando regresen, van a ver algo bonito,” prometió otra persona.

Por supuesto, ya habíamos visto algo bonito allá en los cerros de Santa María de Wasaka. Algunas personas lo llamarían valor. Otras preferirían la idea de resistencia, otras lo caracterizarían como determinación. No importa el nombre que se da a esa química comunitaria, merece nuestra atención. Las personas de Wasaka no son únicas. No son algunos idealizados “pobres nobles”, buscando simpatía y admiración por su situación grave. Sencillamente están haciendo lo mejor que pueden. Personas comunes. Personas que hacen lo mejor para enfrentar sus circunstancias, las cuales podrían convertir a los más fuertes de nosotros débiles. Y aun así perseveran, se levantan después de ser tumbados, buscan el amanecer después de una tormenta. Las personas que hablaban con nosotros se sostenían uno al otro, emocionalmente y de su actitud. Y en el proceso, nos dieron el ejemplo de lo mejor que la psique humana puede ser: humilde, cariñosa, responsable por el mundo, renuente a rendirse, fuerte de cara a grandes obstáculos. Me acuerdo de que me pregunté si alguien podría describirme a mí así.

Derramé una lágrima durante la caminata de llovizna de regreso a la camioneta. Me protegía la oscuridad, escondido de las otras personas, al contemplarme a mí, arrastrado hacia abajo y luego levantado, todo en el transcurso de una breve tarde…