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Un Reconocimiento inusual

Por Steve Sheppard, el 22 de marzo de 2013

El trabajo de sobrevivencia entre las pequeñas cooperativas rurales en Nicaragua no es fácil. Cualquier éxito más allá de la subsistencia exige  una mezcla inusual de recursos, asistencia técnica, un clima favorable, suficiente mano de obra, y el conocimiento de la tierra, la agricultura, el fortalecimiento institucional, mercadeo, logística, reinversión, planificación estratégica y desarrollo comunitario. En resumen, un productor tiene que cultivar no solamente un rubro, sino su propia capacidad de ver las cosas de una manera integral. Dentro del país considerado el segundo más pobre del Hemisferio Occidental, este reto es aún más abrumador, y el reconocimiento por cualquier éxito que se pueda encontrar en el camino es tan infrecuente como inexistente.

Entonces cuando una de estas cooperativas de base recibe la atención de la primera página en la sección de negocios de uno de los principales periódicos del país, es una noticia grande para la gente que labora tan anónimamente por lo poco de reciben. Esto es precisamente lo que pasó con la gente de la Cooperativa José Alfredo Zeledón (JAZ) de San Juan del Río Coco, una zona del centro norte de Nicaragua. Por muchos años JAZ ha sido un socio de Vientos de Paz, y constantemente ha demostrado su compromiso con una visión integral de la cooperativa y sus impactos. Y mientras hemos tenido nuestros propios sentimientos buenos de la organización por muchos años, es agradable escuchar a otras personas reconocer el desarrollo positivo de este grupo muy de la base.

Esto es lo que el artículo dijo, junto con algunas fotos tomadas de nuestras propias visitas al territorio de JAZ:

 

                                         Cooperativismo eficiente

Los 170 socios cafetaleros de la cooperativa José Alfredo Zeledón, de San Juan de Río Coco, son reconocidos por su capacidad de organización, gestión y productividad

William Aragón Rodríguez

Los surcos de los palos con ramas cundidas de centenares de frutos rojos o verdes y que en su interior guardan los codiciados granos de café en las fincas montañosas cubiertas de neblinas son, en cada año de cosecha, un orgullo para los pequeños socios de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón, del municipio de San Juan de Río Coco, zona ubicada al este del departamento de Madriz.

Esto porque la productividad de sus plantíos representa una alternativa de ingresos económicos en sus hogares y de oportunidad de trabajo en los cortes de café para el resto de sus familias y foráneos.

 

Esta cooperativa multifuncional, que para organismos de créditos financieros es un ejemplo de organización que les ha permitido a sus socios el acceso a préstamos económicos, se fundó en 1995 con apenas 35 miembros que lograban producir unos 300 sacos de café. Ahora son 170 pequeños cafetaleros que producen más de 10,000 quintales del grano rojo de buena calidad.

Los socios diseminados en la mayoría de las comunidades que integran el municipio de San Juan de Río Coco, zona considerada la más cafetalera de la región de Las Segovias, cuentan con un fondo económico propio disponible para ser utilizado en el apoyo a los planes de desarrollo de las fincas de cada uno de los productores.

Así lo señala el ingeniero Raúl González, quien trabaja con la cooperativa y que asegura que la asesoría técnica en el campo ha contribuido con el mantenimiento y cuido continuo de los cafetales, la renovación y plantación de nuevos surcos que ha ayudado a los socios a producir y comercializar café de excelente calidad.

AFECTADOS POR LA ROYA, PERO DIERON RESPUESTA

Edmundo López Muñoz, fundador y dirigente de la cooperativa José Alfredo Zeledón, dio a conocer que este ciclo productivo 2012-2013, que fue afectado por las plagas de la roya y antracnosis, permitió que salieran apenas 3,000 quintales de la producción que históricamente había sido de 15,000.

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“La roya y la antracnosis acabaron con unas 550 manzanas de café de las 1,080 cultivadas y las pérdidas superan el 80 por ciento de la producción”, apuntó López Muñoz.

Esto obligó a los socios a buscar alternativas de solución al problema, muchos convencidos de que el Gobierno no ha mostrado interés en ayudar, por lo que se asistieron de expertos en caficultura, principalmente en el tema de la roya y la antracnosis.

“Utilizamos el producto Mo-enzima foliar, que ayuda a resolver la baja asimilación del nitrógeno en la planta y así el café se adapta mejor al estrés hídrico, a altas temperaturas y elevada radiación solar que lo genera el cambio climático”, dijo López, mostrando los resultados de la finca del socio José Pillo Montalván Olivas, de la zona de Matapalo, en San Juan de Río Coco, quien se recupera de la roya.

IMG_31994-150×112.jpg Muchos socios afectados tendrán que renovar plantíos enteros de café o recepar, pero están claros que van a esperar unos cuatro años para ver las primeras cosechas. Mientras, tendrán que sembrar otros productos.

DIVERSIFICADOS

Lo que más destaca de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón es la capacidad organizativa de sus socios y de gestión que tienen sus directivos, los que impulsan algunos proyectos como la fabricación de cocinas metálicas a base de cascarilla de café que reduce el consumo de leña, disminuye el daño ambiental y el despale en esta zona.

También producen miel de abeja, siembran una variedad de productos alimenticios y crían una diversidad de animales caseros para su reproducción y comercialización como aves de corral, cerdos, cabras y peces cultivados en represas construidas para la cosecha de agua.

Como otro logro, los mismos asociados cuentan con una miscelánea de productos alimenticios para beneficio de las familias de sus hogares, y reciben créditos, continuas capacitaciones y asesoría técnica para mejorar sus fincas cafetaleras.

Recursos propios

IMG_31894-150×112.jpg Edmundo López, directivo de la cooperativa José Alfredo Zeledón, manifestó que los socios cuentan con un fondo disponible para la mejora de sus fincas cafetaleras.

“Ahora estamos probando un producto que fortifica los cafetales menos afectados y trabajando en la renovación de los plantíos de café más afectados”, indicó.

Lo más importantes es que ahora comercializan directamente sus productos sin intermediarios y capacitan a los hijos de los socios.

Datos de la cooperativa

IMG_31903-150×112.jpg 242 kilómetros de distancia de Managua se ubica la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón de San Juan de Río Coco.

186,000 quintales de café es lo que produce cada año el municipio de San Juan de Río Coco, en Madriz.

1,080 manzanas de café poseen los 170 socios de la cooperativa que genera unos 15 mil sacos.

7 millones de córdobas es el fondo propio que en la actualidad disponen.

Este artículo puede parecer somero y demasiado práctico por un escrito de reconocimiento. Pero no se equivoquen, el hecho de que la ubicación sea en la primera página enfatiza una importancia, un logro para ser imitado, y el mensaje es claro: HAY modelos en el campo que están funcionando. JAZ aparece como uno mientras logren mantener su enfoque integral y su voluntad de lograr un equilibrio entre sus deseos de corto plazo y sus necesidades de largo plazo. Estamos orgullosos de ellos, de trabajar con ellos, y que otra gente venga a reconocer su trabajo y su ética…

El Poder y la Debilidad de Una Persona

por STEVE SHEPPARD, el 9 de marzo de 2013

Uno de los titulares de las noticias esta semana fue la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Aunque se murió a una edad relativamente joven, parece que Chávez ha ocupado los titulares desde siempre, a veces por su declaraciones escandalosas, a veces por su personalidad imponente, a veces por su menosprecio de las políticas exteriores de los Estados Unidos, y frecuentemente por su desdén del capitalismo occidental. Demonizaba a los líderes occidentales, se hacía amigo de gobiernos parias, “delincuentes” alrededor del mundo, y consolidaba su poder sobre la política venezolana hasta que la controló casi con una mano. De hecho, había pocas agencias del gobierno venezolano que no sentían la presión del apretón de Chávez. Consiguió el apoyo y hasta el cariño de muchos venezolanos debido a su postura en favor de los pobres. Y después había todo ese petróleo debajo de las tierras venezolanas, que le dio la tarima para poder ser escuchado por todas partes, externas y domésticas.

 

Se ha utilizado la palabra “carismático” para describir a Chávez y su estilo bravucón. Raras veces cayó víctima de la diplomacia, cuando un bramido sencillo podía comunicar su posición, un rasgo que confundía a gobiernos hostiles pero que le ganaba la simpatía del pueblo de Venezuela; fue elegido a la presidencia cuatro veces. Durante esos años se identificaba más y más no solamente con la presidencia, sino con la nación misma, desdibujando la línea entre la nación y el nacionalista. Por lo menos el gobierno de Venezuela durante los años de Chávez fue “una banda de una sola persona”. Empuñaba su voz y su poder unilateralmente.

En Nicaragua Chávez se hizo un patrón externo, proporcionando al gobierno nicaragüense acceso a petróleo barato y en grandes cantidades. Los detalles de los pactos económicos entre Chávez y el Presidente nicaragüense Daniel Ortega se mantenían básicamente secretos, pero acuerdos pregonados por el líder nicaragüense como enormemente convenientes para la economía nicaragüense y su pueblo. Pero se realizaron, como mucho del legado de Chávez, hombre a hombre, sobre la base de uno a uno. Y dentro de esa postura de la construcción de una relación aparentemente franca, sencilla y efectiva está el problema: fue de un solo hombre. Los y las nicaragüenses pueden ahora con razón ir preguntándose, “¿Y ahora qué?”

 

Chávez ya se ha ido. Y por todo lo que se sabe, puede ser que sus intenciones, promesas, relaciones, conocimiento y estrategias ya se hayan ido también. Porque el hombre se convirtió en el país. Él fue todo el espectáculo. La participación amplia y la transparencia del gobierno que pudieran haber consolidado un movimiento generacional entero en Venezuela nunca tuvieron las oportunidades de enraizarse, y por lo tanto la fuerza del hombre y sus país se hizo su debilidad, también. El tiempo contará si su sucesor seguirá las políticas y direcciones promovidas por Chávez, pero una cosa está clara: aunque las estrategias sí continúen, se harán a un ritmo más lento y con un impacto disminuido debido al estilo de liderazgo de Chávez.

Es tanto la bendición y la maldición del liderazgo singular. Cuando un líder toma todas las decisiones y tiene toda la autoridad, se convierte en la identidad de cualquier institución atendida, sea gubernamental, empresarial o sin fines de lucro. Si esa identidad es positiva, la organización puede beneficiarse por la fuerza del carisma, talento, honestidad y corazón cariñoso de ese individuo. Pero si esa persona es todo lo que la institución representa, entonces será tan efímera como la nieve en la primavera. Cualquier organización necesita un liderazgo fuerte y aún carismático para sembrarse y expandir por su gente para que sus raíces sean profundas y su vida larga. Así se asegura la continuidad, y la manera en que los seguidores realmente entienden por qué están vitoreando cuando el líder conduce. Y ninguno de nosotros podemos ser tan inteligentes como todos nosotros juntos.

Al trabajar en Nicaragua me pregunto cuáles cambios vendrán con el fallecimiento de Chávez y sus acuerdos secretos. ¿Se encontrará Daniel Ortega de repente en una asociación sin una contraparte? Es una pregunta importante que cada una de nuestras contrapartes necesita hacerse cuando busquen construir organizaciones más fuertes, más duraderas. La salud y fuerza de un socio de una cooperativa puede resultar de la solidaridad organizativa, pero la solidaridad organizativa se construye sobre el involucramiento como propietario de todos sus socios…

Pagando la Deuda

por STEVE SHEPPARD, el 20 de febrero de 2013

La visita del mes pasado con las contrapartes en Nicaragua incluyó algunas visitas aleccionadoras con pequeños productores de café, quienes luchan con los impactos de la roya, como descritos aquí en mi blog anterior, “Las Caras de Pérdida”. Esta enfermedad incapacitante de plantas, junto con otras aflicciones que pueden suceder después de que la mata se debilita, tiene un impacto enorme sobre los rendimientos de estos agricultores, y amenaza su sustento. Hay una verdad del temor de que el impacto de este año de la enfermedad será más intenso que en años anteriores, y que algunos productores posiblemente no van a sobrevivir el ataque.

Una reacción inicial puede ser ofertar más asistencia de financiamiento, para ayudar a los productores que ya tienen un margen muy delgado para aguantar el ataque. O sea, enviar plata. Confieso que mi inicial respuesta visceral a la devastación de las fincas de café fue un sentimiento de pánico sobre como nuestras contrapartes vayan a poder conseguir suficiente financiamiento para recuperarse del golpe. Pero los recursos monetarios no siempre son la respuesta, y la agencias de cooperación que realmente entienden el contexto donde trabajan, y a la gente quienes forman ese contexto reconocen la verdad de esto. Al reflexionar, Vientos de Paz ha llegado a unas conclusiones adicionales que toman en cuenta no solamente el estado actual de la situación, sino el estado futuro también.

La realidad que enfrentamos es que no todas las fincas han sido afectadas al mismo nivel, ni de la misma manera. En parte es debido a la geografía, o sea el clima de diferentes alturas, y el nivel de exposición a otras fincas infestadas. Pero también es debido a las políticas y las prácticas implementadas por los productores al proteger el único activo que tienen: la capacidad productiva de su tierra. Para esos productores quienes han captado el conocimiento técnico necesario para la preservación cuidadosa de la salud de su tierra, prácticas como la fertilización selectiva, la renovación planificada de sus parcelas, el mejoramiento continuo y la inversión futura, todo esto ayuda a protegerse de los estragos de una infestación. Se puede hacerlo aun cuando el capital disponible para tales actividades es mínimo. Hay prácticas para mitigar el impacto de una enfermedad cafetalera. Hay una inversión que se puede hacer contra desastres futuros cuando se juntan el saber-hacer y la colaboración para ayudar a los productores entender mejor la tierra y sus modos.

Sin embargo, como es cierto para la mayor parte de las estrategias y los planes, puede haber obstáculos. Siempre hay una escasez de capital. Pero también hay que tomar en cuenta la manera en que se utiliza el capital limitado, resultando de la falta de conocimiento o la manipulación por gente externa, o sencillamente sucumbiendo a gratificaciones a corto plazo. El tiempo disponible tiene su precio, ya que familias rurales existen sobre ingresos sumamente pequeños, y dividen sus minutos cada día según la crisis que grite más fuerte para llamar su atención, gritos que a lo mejor no tienen nada que ver con las matas de café. La realidad puede entrometerse, y sí lo hace.

Dadas estas realidades y las consecuencias difíciles que frecuentemente resultan de ellas, puede ser un milagro que los campesinos productores no encuentren aun más reveses. Y con esa perspectiva en mente, Vientos de Paz está creando unas alianzas nuevas o ampliadas donde podemos. Conjuntamente con nuestras contrapartes rurales, fuentes locales de financiamiento y fuentes nacionales de asistencia técnica, y, esperamos, otras fuentes externas de financiamiento, FVP seguirá apoyando las contrapartes locales en el desarrollo de su conocimiento, sus capacidades y sostenibilidad agropecuaria. De veras, una parte de ese apoyo puede ser en la forma de capital de crédito. Pero a lo mejor el apoyo más duradero e importante será bajo la forma de ayuda técnica, talleres, capacitaciones, acompañamiento, reflexión y oportunidades de colaboración dentro de las cooperativas. Unas formas de fortalecimiento institucional vienen de afuera, pero cantidades enormes de conocimiento vivencial vienen de adentro también. Las cooperativas pueden halar fuerza tanto de los territorios donde residen, como del desarrollo interno; en un sentido, nos convertimos en lo que ponemos alrededor de nosotros.

La Fundación Vientos de Paz tratará de rodear a sus contrapartes con las ideas de colaboración entre las cooperativas: la participación significativa de esencialmente todos los socios, la visión de un administrador tanto hacia el futuro, como de cara al presente, y un sentido de auto-responsabilidad sobre el cual se puede construir esos futuros. La sostenibilidad de estas pequeñas empresas rurales descansa sobre un abrazo colaborativo por todo el país, y un entendimiento claro sobre lo que la tierra necesita a cambio de su generosidad. Como dijo un líder, “siempre hemos insistido en pagar nuestras deudas a nuestros financiadores. A lo mejor no hemos sido tan insistentes en pagar nuestra deuda con la Tierra, y con uno y al otro.”

Es una lección que todos nosotros necesitamos entender….

El muchacho encima del bus

por STEVE SHEPPARD, el 3 de marzo de 2013

Nicaragua es un país lleno de maravillas para los viajeros. La belleza natural no tiene fin, no importa cuantas veces uno tiene el placer de disfrutarla. La historia es tanto encantadora como inolvidable; es un pasado de gran belleza cultural, espiritualidad y perseverancia. Pero el activo verdadero de un país es su gente, por supuesto, y me siento notablemente bendecido por tener las oportunidades de conocer a muchos nicaragüenses. Quisiera conocer a aun más nicaragüenses. Sobre todo, los niños y las niñas. Como el padre de hijos adoptivos, no es tan difícil visualizar a cualquiera de esos bellos niños nicaragüenses como los míos.

Por lo tanto tal vez no fue tan inusual para mí pensar largo y duro sobre un muchacho que vi durante mi viaje en enero. Lo vi, literalmente, encima de un bus. Viajábamos sobre una carretera en construcción, una que urgentemente necesitaba el maquillaje. La profundidad de algunos de los baches y los surcos de esta carretera se podría medir más fácilmente en pies que en pulgadas, y viajar por ella fue un proceso lento aun sin el trabajo de la construcción. El bus se encaminaba directamente delante de nosotros, tirando a sus pasajeros arriba y abajo con cada rebote de la carretera, parándose de repente con cada interrupción de la construcción, en su desesperada búsqueda de terreno plano. Y parado encima del bus amarillo dando sacudidas estaba este muchacho.

Cada vez que el controlador del tráfico nos paró con una bandera roja, el muchacho se bajo corriendo de la parte trasera del bus para poder platicar con los trabajadores de la construcción u otra gente que miraba el proceso de la construcción. Parecía que él conocía a todos a lo largo de la ruta. Riéndose y entablando payasadas aparentemente con cualquier persona que le correspondía, parecía la encarnación de esa mezcla animada de energía y entusiasmo que tanto identifica a los jóvenes de 16 años. Tan pronto como el bus reiniciaba su viaje, el muchacho corría a la parte trasera del bus y subía de regreso al techo, como un vaquero a horcajadas sobre un enorme toro meciéndose. Rara vez se sentaba o se arrodillaba. Ni se agarraba a algo para estabilizarse. Su mensaje a todos que podían ver era que había conquistado al bus para montarlo a su propia manera. Con cada brinco nuevo de la carretera, esperaba verlo catapultado del techo al suelo. Pero su montura nunca le superó, un hecho que a lo mejor aportó a la anchura de su sonrisa al navegar nosotros la zona de la construcción.  Tanto Marcos como yo comentábamos sobre su riesgo, la percepción de su invulnerabilidad, el peligro de un chorro de adrenalina como este, y a lo mejor agregamos uno o dos gestos de resignación con la cabeza. Fue peligroso, imprudente y emocionante de mirar, todo a la vez.

En el momento me preguntaba si el muchacho puede representar un tipo de “hombre cualquiera” joven nicaragüense. O sea, aquí estaba, claramente un joven, en la profundidad del campo, yendo a quien-sabe-donde en el bus, aparentemente despreocupado y tal vez sin responsabilidades, fuera de la escuela, y tal vez con poco o ningún trabajo que exigía su atención. Pensé para mí mismo que, sean correctas o no mis atribuciones, este puede ser un perfil de muchos muchachos de Nicaragua: una persona llena de vida y vivacidad, con un potencial indecible e intocado, un cipote quien posiblemente tenga la llave de abrir décadas de empobrecimiento y daño económico, o posiblemente descubrir el remedio de alguna enfermedad mortal. Al verlo divertirse encima de ese bus, me imaginaba que posiblemente tenía el coraje y la visión de poder aguantar viajes agitados de una clase importante. Pero también reconocí que probablemente tendría pocas oportunidades en la vida de realizar esas posibilidades, que como tantos muchachos no-educados o sub-educados de Nicaragua, el potencial tendría pocas oportunidades de prosperar. Andar encima del bus podría ser el evento más emocionante y notable de una vida entera. Reflexioné así por casi una hora, por mucho tiempo después de que nos habíamos adelantado al bus con el muchacho encima.

Mi impresión de ese muchacho ha regresado a mi mente varias veces desde enero. Siempre empiezo recordando su aire de inmortalidad, su creencia completa de su capacidad de aguantar cada una y todas las sacudidas que el bus encontraba. Después siempre reflexiono sobre el potencial desaprovechado que él encarna. Pero con tiempo, he cambiado mi entendimiento de lo que él significa para mí, a alguien más profundamente representativo no solamente de la juventud nicaragüense desfavorecida del campo, sino de una base más amplia de la humanidad. He llegado a verme a mi mismo sobre ese bus, junto con cada otra persona sobre la faz de esta tierra. Resulta que todos nosotros estamos viajando sobre esa carretera llena de baches, tratando de mantener nuestro equilibrio frente a los surcos y huecos al mostrar nuestro desprecio por sus consecuencias. Vivimos como si pudiéramos ser inmortales, sin fin, y con esa actitud perdimos las oportunidades que están absolutamente dentro de nuestro poder de alcanzar. Las oportunidades perdidas de una vida joven no son diferentes, ni en términos de contenido ni en términos de importancia, que la administración inefectiva de nuestras propias vidas.

Cuando no somos suficientemente cuidadosos, pensativos, las visiones miopes pueden conducirnos siempre a conclusiones con aires de superioridad sobre las personas que nunca conocimos, al cegarnos a la realidad de nuestra propia condición. Me encuentro a mí mismo gozando con la memoria del muchacho encima del bus, también esperanzado que se llegue a su destino seguro y provechosamente. Y es la misma esperanza y visión ferviente que tengo para el resto de nosotros, quienes a veces ni estamos conscientes de que el bus ha salido de la estación…

Cuando cumpla sesenta y cuatro

Por STEVE SHEPPARD el 12 de enero de 2013

“When I get older, losing my hair, Many years from now…. Will you still need me, will you still feed me, when I’m sixty-four?”

“Cuando yo sea más viejo, perdiendo el pelo, dentro de muchos años… ¿Todavía me necesitarás?, ¿todavía me alimentarás, cuando tenga sesenta y cuatro?”

Los Beatles grabaron una canción en 1966 que se llamó “When I´m Sixty-Four” una melodía caprichosa cantada por un joven a su novia, un interrogante sobre su vida en el futuro. La canción también es una graciosa referencia a la brecha generacional, al intentar imaginarse la vida a esa edad muy madura. La historia dice que Paul McCartney escribió la canción a una edad muy joven, y cuando su papá iba a cumplir sesenta y cuatro años. Cualquier persona de mi generación, al escuchar la canción allá en los años 1960s, teníamos poca curiosidad de pensar en llegar a la edad de sesenta y cuatro, una edad que nos parecía tan antigua como el sistema planetario. Para un adolescente, imaginarse la vida a tal edad tan avanzada fue un poco cómo imaginarse la vida en la luna: era lejana, de otro mundo, e improbable. Pero de repente estoy en el umbral de cumplir sesenta y cuatro.

No es un cataclismo, ni un hito muy importante. O sea, todavía tengo empleo en un papel que aprecio, tengo buena salud, estoy activo físicamente y mentalmente, con una esposa a quien amo muy profundamente todavía, con cuatro hijos crecidos quienes me llaman y visitan. No parece que la vida se me está menguando. Sin embargo, según las estadísticas, ya estoy bastante dentro de la última cuarta parte de mi vida. Entonces la melodía de los Beatles me ha dado a pensar sobre cualesquier impactos que pueda haber creado hasta la fecha, sean buenos o sean malos, a contemplar los logros que me quedan adelante, y a preguntarme en voz alta si mi existencia ha demostrado una buena administración de la vida con la cual he sido bendecido. Es una ejercicio tenue, nacido tanto de una necesidad de afirmación, como de una evasión de miedos: espero dejar buenas huellas, pero temeroso que no lo haré.

Sospecho que las misma incertidumbres se remueven dentro de muchos de nosotros. Nos han dicho otras personas que, por solamente hacernos las preguntas demostramos nuestra conciencia de una obligación de administración, que por sí mismo puede asegurar el alto carácter de nuestro paso por este mundo. No tengo mucha confianza sobre esa conclusión. Las preguntas son un buen comienzo, pero un final incompleto. Entonces sigo buscando ese “boletín de notas” para informarme si estoy aprobando esta clase de administración que se llama la vida. Y tengo la preocupación que la prueba no se va a evaluar poniendo las notas en una curva, sino, según una medida más absoluta. Reviso las notas de mi vida, incluyendo mi lista de las 10 principales medidas de responsabilidad administrativa, y veo temas como la honestidad, la generosidad, el respeto hacia otras personas, el ambientalismo, la conservación, el aprendizaje de toda la vida, la espiritualidad, el cuido de mi ser físico. Quisiera saber el contenido del examen para cada uno de estos elementos. ¿Ya tomé el examen?

“Déme su respuesta, llene un formulario…”

 

Un autor de gerencia Peter Block, escribió un libro sobre la administración hace varios años (1993) que se llama El Servicio Como Estilo de Management: Stewardship[1]. Todavía es uno de los mejores escritos sobre el tema que he encontrado jamás, y una parte de esa obra se queda en mi conciencia aún hoy, veinte años después de mi lectura original, y muchos años después de terminar mis papeles de gerencia corporativa. Block describe stewardship como “escoger el servicio sobre el interés propio, y crear la redistribución de poder, metas y riqueza.” O sea, Block sugirió que en la búsqueda de hacerse hábil en stewardship (en este caso, el fortalecimiento organizativo), la clave se encontraría en el ascenso de los otros.

Casi en el mismo momento, Robert Greenleaf estuvo enseñando un pensamiento muy parecido en su folleto paradójico The Servant as Leader. “El líder servicial asegura que se responda a las necesidades más prioritarias de otras personas. La mejor prueba, y la más difícil de aplicar, es: ¿crecen como personas la gente que se atiende? Al ser atendidas, se hacen más sanas, más sabias, más libres más autónomas, tienden más a ser serviciales? ¿Y cuál es el efecto sobre los menos privilegiados de la sociedad? Se benefician, o, por lo menos, no terminan siendo privados aún más?” Las palabras de ambos autores me abrieron perspectivas de pensamiento que dramáticamente impactaron mi comportamiento, tanto en mi trabajo, como en mi vida personal. Pero todavía me pregunto si al fin y al cabo me hicieron un mejor administrador. Me hubiera gustado estudiar más para el examen.

“Trabajando en el huerto, sacando la maleza, ¿Qué más que se podría pedir?”

Entonces al acercarme más al cumpleaños mítico de sesenta y cuatro de McCartney, aprecio la vida que ha evolucionado con los años, por declarar que yo soy, de hecho, el hombre más afortunado del mundo. De veras lo creo. Pero aunque suene muy bendecido, sencillamente aumenta mi auto-reflexión sobre lo que es la buena administración. ¿Puede uno ser verdaderamente un buen administrador, mientras se siente a la vez las buenas fortunas de un hombre dichoso? Tal vez voy a entender la respuesta en algún momento del año venidero, cuando cumpla sesenta cuatro…



[1] La palabra en inglés significa más que solamente “administración” sino tiene una connotación  fuerte de responsabilidad social,  o sea no solamente administrar, sino cuidar, hacer crecer, actuar responsablemente con su “cargo”.

La Paradoja del Castillo

Durante los últimos 30 años he tenido este afiche colgado en mi oficina. Ya ni recuerdo de dónde vino, pero inmediatamente me cautivó su poderoso mensaje holístico, de una vida integral. Por lo tanto, lo mantuve como un recordatorio sobre cómo debería construir mi vida. O, por lo menos, para recordarme cuan desbalanceado  puedo tornarme y la facilidad en que pueden ocurrir estos desbalances.

Los elementos de la construcción del castillo son importantes y exigen reflexión, pero es el título del afiche que postula la Paradoja del Castillo: “Un Sueño es una Meta Tomada en Serio”. Éste escuetamente  afirma una filosofía entera sobre el desarrollo personal y organizativo. (Naturalmente, me siento atraído por las verdades que tienen sentido en mi propia vida).  Y básicamente la idea aquí es que cualquier sueño mío – independientemente de que tan borroso y a veces poco factible pueda parecer – se puede alcanzar si me decido a luchar con la enormidad de  mi visión y supero sus pequeños componentes; si puedo aprovechar el poder de mi propio espíritu,  si lo trato como una meta o una realidad en vez de una ficción. Al fin y al cabo, los objetivos son cosas que sencillamente tienen que ser logradas, mientras que los sueños frecuentemente están en el ámbito de la fantasía, más allá de mi alcance. Me gusta la idea de luchar en algo concreto.

Pero la paradoja es a la vez alentadoramente sencilla y exasperantemente problemática. Nuestras aspiraciones más altas pueden ser alcanzables solamente si podemos enseñarnos a nosotros mismos como re-imaginar su éxito. A veces el camino al éxito es, de veras “el camino menos transitado”, y puede ser un camino difícil de discernir.

La Paradoja del Castillo y la perplejidad que nos causa en la vida real a la mayoría de nosotros me hace recordar las lecciones de uno de mis libros favoritos, The Paradoxes of Leadership(Las paradojas del liderazgo), por Charles R. Edmunson. Escrito para líderes de empresas de los empleados en los EEUU, el libro es un compendio de lecciones que se aplican igualmente a individuos que están intentando progresar en esta vida de la mejor manera posible y de progresar junto a otras personas. Las lecciones del libro son únicas porque cuestionan las creencias tradicionales que sostenemos sobre  nuestras interacciones, la forma de cómo se logra ser exitoso, y la naturaleza de las relaciones organizacionales. La lecciones contradicen las perspectivas del estatus quo:

*Con las personas, la distancia mas corta entre dos puntos no es una línea recta:

*Corregimos mejor por medio de la gracia que por  medio de la confrontación;

*Nuestra fuerza viene de servir, no de dominar;

*Los cambios profundos surgen de una sensación de seguridad, no del miedo;

*Tenemos mas influencia cuando escuchamos que cuando hablamos;

*Ganamos respeto  cuando lo damos, no cuando lo demandamos;

*Una vida plena se logra dando, no agarrando;

*A veces tenemos que equivocarnos para acertar;

*Aún cuando somos efectivos, dudamos de nosotros mismos;

*Aprendemos al hablar, no sólo al escuchar ;

*Somos más fuerte cuando somos vulnerables;

*Las cosas duras son las cosas fáciles;

*Nuestra fortaleza es nuestra debilidad;

*Menos es más.

Lo que Edmundson aprendió de sus propias experiencias de liderazgo fue que si en la vida tenemos la disposición de ver las cosas desde una perspectiva muy diferente, frecuentemente generaremos una respuesta muy diferente a los problemas de la vida. El valor de sus observaciones descansa no tanto en si uno está de acuerdo con cada una de las afirmaciones a como están escritas, sino en si uno invertiría el tiempo de considerarlas y descubrir tal vez nuevos significados dentro de ellas. (La vida misma es paradójica: de hecho la paradoja más grande de Edmundson se reveló en el proceso de escribir su libro. En ese momento de su vida una enfermedad neurológica le quitó su capacidad de hablar y de moverse). Parece que nuestras circunstancias pueden crear nuevas soluciones a “las paredes del castillo” que buscamos escalar.

Mucho de lo que consideramos son verdades, en la realidad son menos que eso. Hay muy pocas verdades inmutables sobre las que podemos aferrarnos para consolarnos. Los elementos de la tradición, historia, cultura, política, religión y patrimonio familiar tienden a moldear nuestras creencias; más de lo que la verdad lo hace  A lo mejor esa sea la razón por la cual nos encontramos en tantas situaciones paradójicas. Nos aferramos a ideas que hemos acumulado en nuestro caminar, visiones del mundo que hemos adoptado al crecer, perspectivas que mantenemos porque “siempre han sido así”.  Estas perspectivas terminan alimentando y complicando las paradojas que enfrentamos. Pero el reconocer la presencia de paradojas en nuestras vidas debe darnos algún nivel de confianza de que se pueden resolver estos dilemas que parecen imposibles. Estos dilemas pueden ser no más que realidades diarias que nos piden una mirada fresca, una mente atenta y un corazón abierto para lograr una nueva solución.

Resolver la Paradoja del Castillo: Alentadoramente sencillo  y exasperantemente problemático…

El Huerto Revivido

Por STEVE SHEPPARD, el 7 de diciembre de 2012

 

En palabras escritas aquí el 28 de octubre (Comunidad), conté la historia de nuestra visita a la comunidad de Santa María de Wasaka, y como esta área remota había sido devastada por una inundación repentina, pero había restablecido su compromiso de rejuntarse y crecer con vigor con nuevas metodologías de hacer huertos. La experiencia de conocer personas enfrentando circunstancias difíciles generalmente es bastante conmovedora, y frecuentemente hay poco o ninguna oportunidad de visitarlos después para ver como les salió. Afortunadamente, no fue el caso con la gente de Wasaka.

La imagen mental más reciente de esa visita fue una caminata de regreso a nuestra camioneta, que se había estacionado un poco lejos debido a la falta de un puente, por las mismas lluvias que habían traído los torrentes de agua que pasaron por muchas de las áreas sembradas de la comunidad, y aun tomaron la vida de un niño. La oscuridad nos había caído durante la caminata, la lluvia había empezado de nuevo y, honestamente, me sentí mal por la gente que justamente había conocido. El trabajo de restauración que enfrentaban – tanto de los huertos como de sus ánimos – parecía formidable. Mi esperanza más fuerte tuvo su origen en el trabajo que los técnicos de NITLAPAN hacían con la comunidad por medio de una donación de Vientos de Paz. Me acuerdo de pensar que la evaluación final de este esfuerzo sería algo que leería con mucho interés, con las esperanza de que los resultados pudieran terminar siendo mejores que lo que actualmente podía imaginar.

Pues al final del mes pasado recibí un correo electrónico que incluía dos fotos tomadas por uno de los técnicos trabajando con el proyecto. Sabiendo los grandes retos que la comunidad de Wasaka enfrentaba en el momento de nuestra visita, el técnico debe haber gozado mucho de enviarme las fotos, que retrataron una perspectiva muy diferente de lo que podíamos comunicar en octubre.  Comparto aquí esas fotos, en parte para dispersar cualquier pesimismo que se metió en ese blog de octubre:

No sé si la producción mostrada aquí es representativa de otros hortelanos. No se si la producción mostrada aquí es representativa de la producción de estos dos productores. Ni sé si la cosecha impresionante, pero modesta, mostrada aquí representa en absoluto los otros productores de la comunidad. Solamente puedo reportar que, al mirar la evidencia de estas fotos, se me salió una sonrisa grande. Hay un gozo indirecto al ver estos resultados tangibles de gente quienes justamente hace un mes se reanimaron uno y al otro después de la pérdida de muchos huertos comunales. La nota acompañando las fotos proporcionó más ánimo: “El técnico dice que hay unas fotos de una parte de la producción saliendo de los huertos de una parte de la gente de Santa María de Wasaka, y que pronto habrá más. Están mejorando sus dietas con este tipo de verduras.”

La asistencia técnica de una organización como NITLAPAN puede hacer una diferencia significativa en las vidas de sus clientes. El espíritu insaciable de perseverar, y nunca rendirse, es un poder incalculable.  Los dos elementos juntos son suficientes para encender la esperanza, aun si solamente para la producción de verduras de la tierra…

Verdades universales

por STEVE SHEPPARD, el 6 de enero de 2013

Una de las expectativas que tenía durante mis años con Foldcraft Co. era que algún día podríamos competir con suficiente éxito para adquirir uno de nuestros competidores locales, Waymar.  De hecho tuvimos conversaciones con el dueño de la empresa quien contemplaba su jubilación, pero nunca logramos hacer avanzar las conversaciones de una manera sustantiva. Pueden imaginarse, entonces, mi sentido de satisfacción cuando el mes pasado Foldcraft terminó el proceso de adquirir esa empresa y su filial en Seattle, Washington. Algunas buenas cosas solamente requieren tiempo para desarrollarse.

La adquisición no fue gratis, por supuesto. Los empleados-dueños de Foldcraft enfrentan mucho trabajo para hacer de esta adquisición un éxito. Tendrán que aprender cosas nuevas. Tendrán que familiarizarse con la manera que Waymar hacía sus negocios. Tendrán que imaginarse los cambios que se pueden hacer para armonizar las dos operaciones manufactureras. Tendrán que informarse sobre un juego completamente nuevo de clientes y sus demandas. Tendrán que hacer de Waymar una empresa rentable si quieren poder cubrir la deuda contraída de la compra, y casi seguro van a encontrar sorpresas en el camino. Las dos culturas tendrán que ser armonizados en una, y una fuerza de mano de obra colaborativa tendrá que ser fabricada de las dos que antes de competían entre si. Se va a requerir mucha educación dentro de ambas compañías. Cuando se detiene para tomar en consideración todos los obstáculos que existen en tal transacción, parece bastante riesgosa.

Esa es una de las verdades de tener una empresa de cualquier naturaleza: cada una tiene sus riesgos y recompensas. Siempre es así. Si el éxito fuera garantizado en cualquier proyecto económico, todo el mundo estaría haciéndolo. Pero son las tensiones entre los riesgos y los recompensas que hacen las historias de éxito tan irresistibles a nosotros. Nos maravillamos de los obstáculos que las empresas exitosas han superado, y escuchamos con nostalgia los cuentos de éxito financiero, frecuentemente concluyendo que deberíamos poder lograr tanto. Sea una cooperativa en la parte rural de Nicaragua o una fábrica en las llanuras de Minnesota, nos encanta escuchar historias que confirman la idea que cosas improbables – aun milagrosas – pueden suceder y a pesar de las probabilidades sí suceden.

Como una empresa de los y las trabajadores, Foldcraft asumirá el reto de la manera que mejor garantiza el éxito, un proceso que recurrirá a algunas verdades y metodologías que incumben la vida organizacional en todas partes. La primera cosa que la gerencia hará es reconocer que la gente necesita saber. Los líderes asegurarán que los socios y las socias claramente entiendan los riesgos mencionados anteriormente, y exactamente lo que se necesita para responder a esos riesgos. La verdad no será un lujo, sino una necesidad, porque donde hace falta información, los rumores llenarán el vacío, y el éxito no de puede construir sobre insinuaciones. No habrá nada automático sobre el éxito en esta iniciativa, y los socios-dueños absolutamente tendrán que conocer las verdades de su organización, sean buenas o sean malas.

El empeño requerirá que los socios y las socias de la organización – tanto de Foldcraft como de Waymar – se eduquen en la ecuación del éxito de la nueva organización, esos elementos que tendrán que ocurrir para que la empresa nueva tenga éxito. Desafortunadamente, en demasiadas organizaciones aun hoy en día, los socios y las socias simplemente no tienen el conocimiento sobre qué crea el éxito para su negocio. Solamente saben que hacen ciertas actividades que se les han enseñado a hacer, sin saber por qué o cómo esas actividades armonizan con los esfuerzos de otras personas en la organización. Como en cualquier juego, el objetivo es marcar, y los jugadores necesitan entender cómo se anotan puntos, cómo ciertas acciones y reacciones se juntan dentro de la empresa para lograr las metas. Quieren saber cómo ganar. En el caso de Foldcraft, los principios de libros abiertos (open book management) les enseñarán a los socios y las socias exactamente lo que tiene que suceder para el éxito, y después darán seguimiento al éxito (o el fracaso) para que los socios y las socias sepan si están ganando o perdiendo el juego.

Foldcraft creará medios para el involucramiento de sus socios y socias. Las dificultades de la transición encontradas sencillamente no van a poder absorber a personas quienes no están completamente comprometidas con su éxito; es la realidad de cualquier negocio. La participación de cada socio o socia se magnifica en una iniciativa como esta. La empresa seguirá formando equipos y grupos de proyectos especiales para enfrentar problemas, y por dos razones, por lo menos. Primero, cuando los socios y las socias se emocionan de contribuir al cambio y el mejoramiento, es posible no reconocer completamente cuál papel deben jugar o donde empezar.  Los líderes de Foldcraft pueden ayudar en eso “colocando a los jugadores”. Segundo, el cambio sostenible y efectivo requiere la sabiduría y las experiencias de tantas fuentes como sea posible, y eso quiere decir el involucramiento amplio de los socios y las socias de todas las áreas de la organización. Foldcraft ya ha utilizado este enfoque al hacer su evaluación de Waymar como una adquisición posible. Equipos de gente de Foldcraft se involucraron en evaluar factores como la salud financiera y transparencia, ética y entereza de la compañía, seguridad laboral, métodos  de producción, oportunidades de mejoramiento, estrategias del mercado, y más. Los socios y las socias de Foldcraft compartieron la responsabilidad de recoger y evaluar esta información bajo la creencia que “ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros juntos.” Como resultado, la evaluación se hizo más rápido y más a fondo que se hubiera hecho con solamente unas pocas personas involucradas.

Finalmente, el éxito de la organización nueva requiere que haya una recompensa por todo el esfuerzo y la toma de responsabilidad mostrada por los socios y las socias en ambos sitios de trabajo. Además de reforzar de seguridad laboral por forjar una empresa más fuerte, los socios y las socias de Foldcraft son los dueños de su empresa. Por participar en el Plan de Adquisición de las Acciones por los Empleados (Employee Stock Ownership Plan (ESOP) de la empresa, los socios y las socias son las personas que se benefician del crecimiento de las acciones. Y esa acumulación de riqueza pueden tener un impacto muy importante sobre los socios y las socias que permanecen con la empresa por muchos años. El incentivo de hacer exitosa esta adquisición está bien sentada, para estos socios y socias que quieren tener la oportunidad de hacer un futuro mejor para ellos mismos y sus familias.

Por supuesto, Foldcraft sabe que el éxito no es una cuestión de suerte. Es solamente una oportunidad, como cualquier iniciativa. Las buenas nuevas son que las verdades y oportunidades comentadas anteriormente son las que resuenan en la mayoría de nosotros. Alimentan una necesidad humana de ser parte de algo, de entender, de aportar, de tener éxito, de ser parte de algo más grande de nosotros mismos. Es una verdad que sobrepasa las fronteras nacionales y culturales, porque toca algo profundo en nuestras psiquis, algo humano por naturaleza.

Algunas organizaciones dejan que las oportunidades se les escapen de sus manos, ya sea por causa de luchas sobre el poder de los líderes, o avaricia, o falta de transparencia, o por tener demasiado pocos socios seriamente involucrados; buenas ideas se mueren a diario por ignorancia y centralidad de uno mismo. Las historias del éxito, sin embargo, surgen desde el fomento de las verdades universales que absolutamente están dentro de nuestro alcance cuando estamos anuentes a extendernos…