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Dar crédito a quien se lo merece

Desde que la Fundación Vientos de Paz empezó su programa de crédito en Nicaragua en 1994, ha luchado para mantener un balance entre proporcionar recursos a las organizaciones que más los necesitan, y su afán por mantener una alta tasa de recuperación. Es un balance difícil, porque frecuentemente las organizaciones con la mayor necesidad, tienen menos experiencia ,y enfrentan los obstáculos más grandes. Aunque a través de los años hemos sido bendecido con un historial de recuperaciones de nuestros socios muy favorable, también nos hemos lamentado  el hecho de que no parecía haber una manera efectiva de investigar la historia crediticia de un grupo, ya sea buena o  mala. A veces logramos hablar con otra fuente de financiamiento, cuando nos damos cuenta que han apoyado a esa organización en el pasado, pero tales oportunidades no han sido tan comunes, y frecuentemente la información obtenida no nos ha dado muchas luces sobre su desempeño crediticio en el futuro. El resultado ha afectado negativamente, tanto a las fuentes de financiamiento, las cuales han tenido que asumir más riesgo basado en sus propios diagnósticos de la organización, como a las organizaciones  que solicitan préstamos, las cuales tienen que generar sus solicitudes bajo una nube de sospecha. Tal vez esa situación está cambiando.

La FVP acaba de hacerse socia de SinRiesgos, un central de riesgo crediticio que sirve al país entero de Nicaragua. Aunque esta organización nació en 2004, logró su certficación en 2006, y solamente después del surgimiento del Movimiento de los No Pagos se hizo un servicio activo y muy buscado. No hay nada como un período de muchos préstamos morosos para captar la atención de los prestadores. Como resultado, la base de datos se ha expandido con nuevas entradas, y los usuarios del servicio se han incrementado. Han pasado de tener a unas pocas entidades grandes de crédito, ahora a incluir cooperativas de base que buscan evaluar nuevos posibles socios. SinRiesgos  actualmente atiende más de 230 instituciones, incluyendo bancos formales, microfinancieras y cooperativas.

La presencia y el crecimiento de una organización como SinRiesgos puede parecer un acontecimiento ordinario. Este tipo de centrales de riesgo crediticio son comúnes en los EEUU y en las economías europeas. Pero su presencia en Nicaragua es un paso importante para este país, por lo menos en dos sentidos. Representa un avance significativo en cuanto a ser una herramienta operativa de la industria de crédito. Por muchos años las entidades de crédito en Nicaragua enfrentaban limitaciones al valorar solicitudes de crédito a ciegas . Dependían de de  referencias  de boca en boca, solicitudes escritas que tenían historiales de crédito no tan apegados con la realidad, y a veces entrevistas personales que podían ser bastante subjetivas. El resultado ha sido que muchas instituciones de crédito que antes funcionaban por toda Nicaragua, ahora han disminuido su presencia, o han abandonado al país completamente. Pero hay un segundo beneficio que conlleva un potencial aún más grande, la creación de una herramienta de responsabilidad para el uso de las prestatarias y los prestatarios.

La responsabilidad se encuentra frecuentemente en el carácter personal del líder, de las personas que representan sus cooperativas o asociaciones. Su palabra es su compromiso, y se puede confiar en su palabra con confianza. Pero tal fiabilidad no es universal, y de todos modos generalmente es difícil valorarla de antemano. Para personas que aspiran a un préstamo, el reto es no sólo convencer a un prestamista de la importancia del capital prestado, sino su fiabilidad como receptor. Con la central de riesgos, ya tienen una herramienta para demostrar su fiabilidad, algo con el cual se puede medir el desempeño de su palabra. Y eso sí es un recurso para los pobres y las personas con menos conecciones que vale muchísimo. Ahora tienen una credibilidad que puede ser medible.

El surgimiento de la central de riesgos trae consigo otro beneficio. Tiene que ver con la formación de una actitud. Cuando la mayor parte de la gente se plantea  un objetivo, hay un deseo intrínsico de lograrlo; puede ser que se deba a un sentido de orgullo, satisfacción o respeto por uno mismo. Pero también hay un impulso externo para cumplir el objetivo planteado. Este proviene de saber que la gente a nuestro alrededor está prestando atención. Para la mayoría de nosotros, eso es un incentivo poderoso para “cumplir”. Si el resultado de no pagar un préstamo sin garantía es simplemente que la persona se va a otro prestamista, ésto no ayuda a nadie. El prestamista original ha perdido el dinero, el prestatario ha fallado en su pago, y asi termina la historia. Una consecuencia tan mínima realmente hace daño al prestatario cuando el no pagar no importa, no tiene ningún impacto. Consequentemente, la lección aprendida es que cuando el no pagar no duele nada,  no se toma en serio. Pero si el resultado tiene un efecto, un costo, un impacto – en el mercado, en la comunidad y en la mente de uno – entonces sí es possible una transición.  El resultado fundamental  no sólo es que el no pagar sea doloroso. Más bien, la lección principal es que el cumplir construye confianza, respeto por uno mismo, y una base desde la cual se puede soñar. Y eso es el aporte que hace SinRiesgos a sus participantes.

Nunca pensé sobre tales impactos en estos 30 años en que nuestra empresa ha trabajado con servicios de crédito en los EEUU; es una muestra de la miopía de nuestras perspectivas. Pero el pueblo de Nicaragua, y yo, todavía estamos aprendiendo…