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Contra corriente

Contra corriente

Los salmón son unos de los mejores profesores nuestros. Observamos los salmón jovenes viajando al mar, y los observamos regresando a casa. Observamos los muchos obstáculos que tienen que superar. Los observamos cumplir con el círculo de la vida, justamente como nosotros tenemos que hacer. Y si los salmón no están aquí, se rompe el círculo y todos nosotros sufrimos.

– Leroy Seth, El Tribu de Nez Perce

Para muchas criaturas de esta tierra es una verdad que el progreso y el éxito tienen que ser forjado de cara de muchas corrientes. Como los salmón del Pacífico noroeste, y los pueblos indígenas que dependían de ellos, sus historias definen la idea misma de luchar contra la marea. Y como sus primos lejanos norteamericanos, los y las nicaragüense rurales se han encontrado luchando contra corrientes suyacentes, tanto de dentro como de fuera del país, por generaciones. Como los salmón, los y las nicaragüenses experimentan el nadar río arriba como un modo de vida. Pero al contrario a los salmón, los y las nicaragüenses claramente ven las posibilidades de navegar de una forma diferente.

Entonces, cuando al final del año pasado se creó el plan de que la Fundación Vientos de Paz patrocinara un diplomado en cooperativismo en Nicaragua, avalamos la idea de buena gana. La idea de desarrollar un plan de estudio integral, de buenas prácticas para productores rurales, suscitó un entusiasmo inmediato porque – a lo mejor por la primera vez – se le ofrecía a una población campesina cooperativista un menú de temas digno de cualquier empresa progresista norteamericana. Además, este programa ocuparía una semana entera de la vida de los y las participantes, un bloque del tiempo que por su definición indicó un compromiso serio de aprender. Ese deseo, junto con la realidad logística de alojamiento del estilo-dormitorio, sugerió que los y las asistentes sentían la urgencia y la importancia de convertir una oferta como ésta en un evento trascendental.

No menos importante es que los constructores del programa son líderes comprobados por su conocimiento, tanto de los materiales, como de los y las participantes.

Rene Mendoza
Rene Mendoza

Dr. René Mendoza es un investigador, profesor y escritor con una larga historia en Nicaragua, co-fundador y ex-Director del Instituto de Investigación y Desarrollo NITLAPAN de la UCA (Universidad Centroamericana). En los últimos años ha visitado y escuchado montones de cooperativas rurales, al explorar su viabilidad y sostenabilidad, de cara al cambio económico nacional y mundial. Sigue presentando mucho de los resultados de su investigación en la forma de artículos subidos en este sitio web.

Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)
Edgar Fernandez (with Abemelet Rodriguez)

Edgar Fernández es un practicante del desarrollo rural con amplia experiencia, un colaborador frecuente con Mendoza, y también uno de los co-fundadores de Nitlapan-UCA. Un analista excepcional de las fortalezas y debilidades organizacionales, facilmente Fernández se vincula con, y inspira la confianza de, los y las productores nicaragüenses.

Ligia Guitierrez (At right)
Ligia Guitierrez (At right)

Ligia Gutiérrez es una sicóloga y una agitadora ayudando a las poblaciones rurales- sobre todo comunidades indígenas –a reconocer su patrimonio cultural y poderes de influencia y auto-determinación. De cara a la creciente disparidad económica, y la marginación de grandes sectores de la población, sus lecciones de integridad personal y auto-estima resuenan con los que temen perder la esperanza.

Pero la buena disposición de los y las participantes, y la pericia del facilitador, solamente son partes de una ecuación de aprendizaje exitoso. El otro ingrediente esencial es contenido que es, tanto digno de interés, como útil en su aplicación. Aquí la mágica de la inversión de una semana se hizo evidente desde las primeras versiones de su agenda.

Los módulos de las actividades de la semana se podrían haber copiado de un folleto de formación avanzada de liderazgo: Día 1 – Un contexto importante del estado actual de las cooperativas; Día 2 – innovaciones organizacionales (incluyendo la gerencia de libros abiertos y el proceso de mejoramiento “Lean”) de una empresa norteamericana donde los dueños son los mismos empleados; Día 3 – El género y la pérdida de relaciones y recursos; Día 4 – Los impactos del cambio climático, actuales y futuros; Día 5 – Espiritualidad en el trabajo; Día 6 – La salud personal y organizacional. (A lo mejor voy a decir más sobre cualquier o cada uno de esos temas en ensayos futuros, pero por ahora es suficiente reconocer el alcance del programa).

En medio de los IMG_2535diálogos del plenario, llenos de contenido, discusiones en pequeños grupos y la creación de planes de acciones, los días brindaron oportunidades importantes para relajarse del trabajo difícil de introspección y auto-análisis. Se cantaron canciones, había interpretaciones de baile y música por los y las participantes y visitantes, y una caminata impresionante a la alta cumbre de Peñas Blancas. Nos tiramos una pelota para presentarnos el uno al otro, tiramos bolitas de papel a los oradores y a una a la otra para mantenernos positivos de cara a los retos enormes, y

Uriselda Lopez (kept us laughing!!)
Uriselda Lopez (¡nos mantenïa en risas!)

nos reíamos sin fin a la capacidad extraña de una de las participantes de imitar exactamente el sonido de un infante llorando. De hecho, todos los aspectos intelectuales, sociales, emocionales, espirituales, laborales y físicos de nuestro bienestar personal y colectivo estaban en juego completamente durante la semana entera. Fue un evento educativo excepcional.

Al abarcar todos los componentes de la situación de las cooperativas nicaragüenses, este programa y sus presentadores lograron identificar y contextualizar la realidad y las perspectivas nicaragüenses de una manera única e importante. Tal vez por la primera vez los socios y las socias lograron contemplar sus organizaciones, su responsabilidades mutuas uno con el otro, los elementos económicos que de veras están fuera de su control, y los que están dentro de su influencia, la naturaleza de trabajo transparente y colaborativo, y la investigación que subraya todo esto. Las lecciones fueron difíciles. Las verdades fueron incómodas. Sin duda las corrientes provocaron que algunos pensaran en darse vuelta y nadar lejos. Pero la vista integral de sus vidas cooperativas, y un empuje intrínseco de superar obstáculos como “siempre lo hemos hecho así”, o “nunca vamos a poder entender”, permitieron que sucedieran transformaciones durante la semana.

El tiempo revelará cuales de los y las posibles innovadores tendrán éxito en luchar contra la corriente del estatus quo, y en cuales maneras. Tal vez como los salmón, hay voluntad innato y suficiente para completar el viaje que es la vocación de sus vidas, de satisfacer las necesidades más básicas de trabajo y sustento y dignidad. En un sentido muy real, sin esa posibilidad se rompe el círculo de sus vidas, y todos nosotros sufrimos….

The "Others"
“Los Otros y las Otras”

Después de las Lágrimas y las Risas

POR STEVE SHEPPARD, el 2 de diciembre de 2013

Durante un servicio festivo el domingo pasado veintenas de familiares y amigos compartieron las reminiscencias y recuerdos cariñosos de Harold Nielsen, algo que le hubiera incomodado a Harold. Nunca se sentía cómodo aceptando reconocimiento por algo que él había hecho, a menos que pensara que de algún modo podría promover más la ayuda o conocimiento para la gente que buscó servir. Sin embargo, se llenó la tarde con lágrimas y también con reflexiones felices del hombre que impactó tantos nichos de vida para tanta gente.

Después del servicio, al crecer las conversaciones con historias de Harold y Louise y sus aventuras, una pregunta surgía varias veces, que me sorprendió enormemente. En esencia la pregunta fue ¿cuáles cambios se pueden esperar en los meses venideros para FVP? Me sorprendió la pregunta, porque no la había anticipado. Y no la había anticipado porque preveo muy pocos cambios para la Fundación con la muerte de Harold. Déjenme explicar.

Primero, lo que Harold y Louise establecieron durante sus décadas de servicio en Nicaragua (y otros lugares) es tan fundamental y viable hoy en día como fue hace años. Las piedras angulares de iniciativas locales, sostenibilidad, acompañamiento, responsabilidad, y la educación transformacional siguen formando la base de la visión de desarrollo de FVP. Si bien las actividades operativas podrían cambiar y los puntos focales pudieran evolucionar, las filosofías básicas establecidas por Harold y Louise se quedan firmemente en su lugar.

Segundo, a pesar de sus capacidades disminuidas en los últimos años y meses, Harold seguía muy involucrado en las actividades y direcciones de financiamiento de la Fundación. Adoptó el paso hacia un modelo de desarrollo territorial. Reiteradamente expresaba su emoción sobre el uso mayor de nuestros consultores nicaragüenses para dar a nuestros esfuerzos una perspectiva y análisis nicaragüense, incluyendo la evaluación más profunda de las propuestas “desde el terreno.” Le encantó la idea de una iniciativa educativa como un impacto a largo plazo sobre las generaciones futuras; de hecho, autorizó la iniciativa en el nombre de Louise.

Tercero, Harold abiertamente expresaba su confianza en el personal, la gerencia, las estructuras de gobierno y la gente de FVP. La Junta Directiva se compone tanto de familiares como de sus asesores de confianza. El personal se compone de compañeros de muchos años. Si su propósito fue identificar una asamblea de personas bien vinculadas con la misión y visión de Vientos de Paz, Harold lo logró. El objetivo compartido seguirá siendo administrar la fundación de acuerdo con la manera que Harold y Louise la concibieron y la nutrieron.

En el futuro puede haber varios factores que eventualmente cambien la forma y las operaciones de la Fundación. Con el tiempo, un cambio de recursos, conmociones políticas, tanto acá como en el extranjero, o nuevas personas sirviendo la institución, todos dejarían su impacto de alguna forma. Pero una prioridad duradera para Vientos de Paz será la retención de la visión que Harold y Louise trajeron a la misma al principio: contribuir a la paz mundial por promover la justicia económica, social y ambiental, y fomentar la educación transformacional y personal que necesita llevar a cada uno de nosotros a la lucha.

La vida sin Harold y Louise nunca será la misma, pero los sueños de Vientos de Paz nunca cambiarán…

Harold Nielsen, Servidor Generoso

Hoy perdimos a nuestro fundador y fuerza.

Harold Nielsen en los últimos meses luchaba con un déficit respiratorio crónico, y esta mañana falleció, liberándose así del control implacable de su padecimiento. Tenía 97 años. Ahora el mundo ha perdido una de sus personas más notables.

El nombre de Harold Nielsen no será reconocido por la mayoría de la gente. Así es que él quería que fuera su vida y su trabajo: anónimo y sin fanfarria. Quería que su trabajo hablara por sí mismo en términos de lo que él creía y las perspectivas humanitarias que llegaron a definir su vida. Pero el carácter, la manera y la conducta de Harold dieron la definición al concepto de liderazgo de servicio mucho antes de que ese concepto entrara en el léxico moderno; su trabajo y perspectivas literalmente cambiaron las vidas de los que lo conocían, y las vidas de muchas personas que no lo conocieron.

Harold tuvo la capacidad de ver y sentir lo que muchos de nosotros no podemos. Verdaderamente le dolía la situación del pueblo de Nicaragua y la de otros pueblos empobrecidos del mundo, indignado ante las circunstancias que resultaron en tales condiciones, y lleno de una empatía desesperada para ayudar de cualquier manera posible. Lágrimas silenciosas frecuentemente comunicaron la profundidad de esa compasión intensa. Sin embargo llevó un ojo analítico a cada oportunidad, siempre buscando el beneficio máximo posible, examinando cada propuesta con la perspectiva de un emprendedor, a veces aumentando los montos solicitados cuando él podía anticipar la necesidad y la oportunidad más claramente que el solicitante. Demostró el valor de asumir riesgo por tales desfavorecidos, y gastó sus recursos personales para lograrlo. Harold les dio la mano a miles de nicaragüenses por medio de la fundación Vientos de Paz. Nunca fue suficiente, pero sabía que sembrar las semillas era solamente el comienzo de cualquier cosecha.

El legado de Harold se sentirá más allá en el futuro, en los lugares remotos de Nicaragua rural, las comunidades indígenas, los lugares olvidados donde las mujeres buscan tener una voz sobre sus vidas, y dondequiera que las escuelas trabajen para educar a los jóvenes. Estos fueron los sectores que Harold y Louise llegaron a considerar como los menos atendidos. Y el servicio fue la fortaleza de Harold en todo lo que hacía. Será recordado como una de las personas menos egoístas que la mayoría de nosotros conoceremos.

Harold fue un estudiante y profesor durante toda su vida. Tenía curiosidad sobre todo y todos, y por eso tenía la capacidad de juntar a personas y conceptos en nuevas iniciativas. Tal deseo de saber también alimentó su transformación en vida de un capitalista comprometido a un filántropo fogoso y voz para los pobres; llegó a entender la dinámica de causa y efecto entre la prosperidad norteamericana y la pobreza del mundo en desarrollo. Su esperanza ferviente para aquellos de nosotros asociados con él fue que tuviéramos tal despertar más temprano en nuestras vidas que él tuvo. Como tal, Harold fue un visionario y un mentor muy diferente de lo que la mayoría de nosotros hemos conocido, haciendo las preguntas difíciles, demostrando un amor sin tregua por los desfavorecidos, sin mucho ruido cuestionando la perspectiva convencional, y siempre con un aire de humildad genuina que permitía a sus colegas mantener su propio sentido de valor, aun cuando no estuvieran de acuerdo con él.

La verdadera lectura de Harold Nielsen va más allá de cualquier capacidad de captar en este foro. Mejor hablar con la gente cuyas vidas él tocó: los refugiados vietnamitas a quienes Harold y Louise alojaron en su casa y apoyaron hasta que terminaron sus estudios universitarios; las veintenas de personas ordinarias que tuvieron la oportunidad de viajar a un país en desarrollo para experimentar una realidad diferente de la de los EEUU; Nicaragüenses que recibieron apoyo para cultivar un rubro o atender una escuela o descubrir sus propias oportunidades e influencia; los empleados-dueños de Foldcraft Co. que tuvieron la oportunidad de ser propietarios y propietarias del lugar donde laboraron; niñas y niños mejicanos que encontraron refugio y esperanza en Miracle Ranch Children’s Home en Las Palmas, México; o aún los y las clientes, beneficiarios y beneficiarias de la comida y artículos de segunda mano de las tiendas All Seasons Community Services .  Pero prepárense, porque es muy probable que esta gente ni reconocerán el nombre de Harold Nielsen, sino solamente los resultados de su benignidad.

Al enterarse del fallecimiento de Harold, René Mendoza, nuestro colega en Nicaragua, envió el recuerdo siguiente que parece relevante a nuestra perdida: “Recuerdo hace unos años, cuando un amigo nuestro murió en el mar salvando a dos amigos, el padre Gorostiaga celebrando una misa dijo: “no vamos a rezar por nuestro amigo, porque él fue un santo, alguien tan generoso hasta en sus últimos momentos; vamos a rezar por los que quedamos”. ..Desde Nicaragua, a nombre de tantas familias indígenas y cooperativistas, y de niños y niñas beneficiados con la generosidad de Harold, les mandamos un gran abrazo.”

De veras somos más pobres con el fallecimiento de Harold, pero mucho más ricos por su vida…

Un Reconocimiento inusual

Por Steve Sheppard, el 22 de marzo de 2013

El trabajo de sobrevivencia entre las pequeñas cooperativas rurales en Nicaragua no es fácil. Cualquier éxito más allá de la subsistencia exige  una mezcla inusual de recursos, asistencia técnica, un clima favorable, suficiente mano de obra, y el conocimiento de la tierra, la agricultura, el fortalecimiento institucional, mercadeo, logística, reinversión, planificación estratégica y desarrollo comunitario. En resumen, un productor tiene que cultivar no solamente un rubro, sino su propia capacidad de ver las cosas de una manera integral. Dentro del país considerado el segundo más pobre del Hemisferio Occidental, este reto es aún más abrumador, y el reconocimiento por cualquier éxito que se pueda encontrar en el camino es tan infrecuente como inexistente.

Entonces cuando una de estas cooperativas de base recibe la atención de la primera página en la sección de negocios de uno de los principales periódicos del país, es una noticia grande para la gente que labora tan anónimamente por lo poco de reciben. Esto es precisamente lo que pasó con la gente de la Cooperativa José Alfredo Zeledón (JAZ) de San Juan del Río Coco, una zona del centro norte de Nicaragua. Por muchos años JAZ ha sido un socio de Vientos de Paz, y constantemente ha demostrado su compromiso con una visión integral de la cooperativa y sus impactos. Y mientras hemos tenido nuestros propios sentimientos buenos de la organización por muchos años, es agradable escuchar a otras personas reconocer el desarrollo positivo de este grupo muy de la base.

Esto es lo que el artículo dijo, junto con algunas fotos tomadas de nuestras propias visitas al territorio de JAZ:

 

                                         Cooperativismo eficiente

Los 170 socios cafetaleros de la cooperativa José Alfredo Zeledón, de San Juan de Río Coco, son reconocidos por su capacidad de organización, gestión y productividad

William Aragón Rodríguez

Los surcos de los palos con ramas cundidas de centenares de frutos rojos o verdes y que en su interior guardan los codiciados granos de café en las fincas montañosas cubiertas de neblinas son, en cada año de cosecha, un orgullo para los pequeños socios de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón, del municipio de San Juan de Río Coco, zona ubicada al este del departamento de Madriz.

Esto porque la productividad de sus plantíos representa una alternativa de ingresos económicos en sus hogares y de oportunidad de trabajo en los cortes de café para el resto de sus familias y foráneos.

 

Esta cooperativa multifuncional, que para organismos de créditos financieros es un ejemplo de organización que les ha permitido a sus socios el acceso a préstamos económicos, se fundó en 1995 con apenas 35 miembros que lograban producir unos 300 sacos de café. Ahora son 170 pequeños cafetaleros que producen más de 10,000 quintales del grano rojo de buena calidad.

Los socios diseminados en la mayoría de las comunidades que integran el municipio de San Juan de Río Coco, zona considerada la más cafetalera de la región de Las Segovias, cuentan con un fondo económico propio disponible para ser utilizado en el apoyo a los planes de desarrollo de las fincas de cada uno de los productores.

Así lo señala el ingeniero Raúl González, quien trabaja con la cooperativa y que asegura que la asesoría técnica en el campo ha contribuido con el mantenimiento y cuido continuo de los cafetales, la renovación y plantación de nuevos surcos que ha ayudado a los socios a producir y comercializar café de excelente calidad.

AFECTADOS POR LA ROYA, PERO DIERON RESPUESTA

Edmundo López Muñoz, fundador y dirigente de la cooperativa José Alfredo Zeledón, dio a conocer que este ciclo productivo 2012-2013, que fue afectado por las plagas de la roya y antracnosis, permitió que salieran apenas 3,000 quintales de la producción que históricamente había sido de 15,000.

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“La roya y la antracnosis acabaron con unas 550 manzanas de café de las 1,080 cultivadas y las pérdidas superan el 80 por ciento de la producción”, apuntó López Muñoz.

Esto obligó a los socios a buscar alternativas de solución al problema, muchos convencidos de que el Gobierno no ha mostrado interés en ayudar, por lo que se asistieron de expertos en caficultura, principalmente en el tema de la roya y la antracnosis.

“Utilizamos el producto Mo-enzima foliar, que ayuda a resolver la baja asimilación del nitrógeno en la planta y así el café se adapta mejor al estrés hídrico, a altas temperaturas y elevada radiación solar que lo genera el cambio climático”, dijo López, mostrando los resultados de la finca del socio José Pillo Montalván Olivas, de la zona de Matapalo, en San Juan de Río Coco, quien se recupera de la roya.

IMG_31994-150×112.jpg Muchos socios afectados tendrán que renovar plantíos enteros de café o recepar, pero están claros que van a esperar unos cuatro años para ver las primeras cosechas. Mientras, tendrán que sembrar otros productos.

DIVERSIFICADOS

Lo que más destaca de la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón es la capacidad organizativa de sus socios y de gestión que tienen sus directivos, los que impulsan algunos proyectos como la fabricación de cocinas metálicas a base de cascarilla de café que reduce el consumo de leña, disminuye el daño ambiental y el despale en esta zona.

También producen miel de abeja, siembran una variedad de productos alimenticios y crían una diversidad de animales caseros para su reproducción y comercialización como aves de corral, cerdos, cabras y peces cultivados en represas construidas para la cosecha de agua.

Como otro logro, los mismos asociados cuentan con una miscelánea de productos alimenticios para beneficio de las familias de sus hogares, y reciben créditos, continuas capacitaciones y asesoría técnica para mejorar sus fincas cafetaleras.

Recursos propios

IMG_31894-150×112.jpg Edmundo López, directivo de la cooperativa José Alfredo Zeledón, manifestó que los socios cuentan con un fondo disponible para la mejora de sus fincas cafetaleras.

“Ahora estamos probando un producto que fortifica los cafetales menos afectados y trabajando en la renovación de los plantíos de café más afectados”, indicó.

Lo más importantes es que ahora comercializan directamente sus productos sin intermediarios y capacitan a los hijos de los socios.

Datos de la cooperativa

IMG_31903-150×112.jpg 242 kilómetros de distancia de Managua se ubica la cooperativa cafetalera José Alfredo Zeledón de San Juan de Río Coco.

186,000 quintales de café es lo que produce cada año el municipio de San Juan de Río Coco, en Madriz.

1,080 manzanas de café poseen los 170 socios de la cooperativa que genera unos 15 mil sacos.

7 millones de córdobas es el fondo propio que en la actualidad disponen.

Este artículo puede parecer somero y demasiado práctico por un escrito de reconocimiento. Pero no se equivoquen, el hecho de que la ubicación sea en la primera página enfatiza una importancia, un logro para ser imitado, y el mensaje es claro: HAY modelos en el campo que están funcionando. JAZ aparece como uno mientras logren mantener su enfoque integral y su voluntad de lograr un equilibrio entre sus deseos de corto plazo y sus necesidades de largo plazo. Estamos orgullosos de ellos, de trabajar con ellos, y que otra gente venga a reconocer su trabajo y su ética…

El Poder y la Debilidad de Una Persona

por STEVE SHEPPARD, el 9 de marzo de 2013

Uno de los titulares de las noticias esta semana fue la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Aunque se murió a una edad relativamente joven, parece que Chávez ha ocupado los titulares desde siempre, a veces por su declaraciones escandalosas, a veces por su personalidad imponente, a veces por su menosprecio de las políticas exteriores de los Estados Unidos, y frecuentemente por su desdén del capitalismo occidental. Demonizaba a los líderes occidentales, se hacía amigo de gobiernos parias, “delincuentes” alrededor del mundo, y consolidaba su poder sobre la política venezolana hasta que la controló casi con una mano. De hecho, había pocas agencias del gobierno venezolano que no sentían la presión del apretón de Chávez. Consiguió el apoyo y hasta el cariño de muchos venezolanos debido a su postura en favor de los pobres. Y después había todo ese petróleo debajo de las tierras venezolanas, que le dio la tarima para poder ser escuchado por todas partes, externas y domésticas.

 

Se ha utilizado la palabra “carismático” para describir a Chávez y su estilo bravucón. Raras veces cayó víctima de la diplomacia, cuando un bramido sencillo podía comunicar su posición, un rasgo que confundía a gobiernos hostiles pero que le ganaba la simpatía del pueblo de Venezuela; fue elegido a la presidencia cuatro veces. Durante esos años se identificaba más y más no solamente con la presidencia, sino con la nación misma, desdibujando la línea entre la nación y el nacionalista. Por lo menos el gobierno de Venezuela durante los años de Chávez fue “una banda de una sola persona”. Empuñaba su voz y su poder unilateralmente.

En Nicaragua Chávez se hizo un patrón externo, proporcionando al gobierno nicaragüense acceso a petróleo barato y en grandes cantidades. Los detalles de los pactos económicos entre Chávez y el Presidente nicaragüense Daniel Ortega se mantenían básicamente secretos, pero acuerdos pregonados por el líder nicaragüense como enormemente convenientes para la economía nicaragüense y su pueblo. Pero se realizaron, como mucho del legado de Chávez, hombre a hombre, sobre la base de uno a uno. Y dentro de esa postura de la construcción de una relación aparentemente franca, sencilla y efectiva está el problema: fue de un solo hombre. Los y las nicaragüenses pueden ahora con razón ir preguntándose, “¿Y ahora qué?”

 

Chávez ya se ha ido. Y por todo lo que se sabe, puede ser que sus intenciones, promesas, relaciones, conocimiento y estrategias ya se hayan ido también. Porque el hombre se convirtió en el país. Él fue todo el espectáculo. La participación amplia y la transparencia del gobierno que pudieran haber consolidado un movimiento generacional entero en Venezuela nunca tuvieron las oportunidades de enraizarse, y por lo tanto la fuerza del hombre y sus país se hizo su debilidad, también. El tiempo contará si su sucesor seguirá las políticas y direcciones promovidas por Chávez, pero una cosa está clara: aunque las estrategias sí continúen, se harán a un ritmo más lento y con un impacto disminuido debido al estilo de liderazgo de Chávez.

Es tanto la bendición y la maldición del liderazgo singular. Cuando un líder toma todas las decisiones y tiene toda la autoridad, se convierte en la identidad de cualquier institución atendida, sea gubernamental, empresarial o sin fines de lucro. Si esa identidad es positiva, la organización puede beneficiarse por la fuerza del carisma, talento, honestidad y corazón cariñoso de ese individuo. Pero si esa persona es todo lo que la institución representa, entonces será tan efímera como la nieve en la primavera. Cualquier organización necesita un liderazgo fuerte y aún carismático para sembrarse y expandir por su gente para que sus raíces sean profundas y su vida larga. Así se asegura la continuidad, y la manera en que los seguidores realmente entienden por qué están vitoreando cuando el líder conduce. Y ninguno de nosotros podemos ser tan inteligentes como todos nosotros juntos.

Al trabajar en Nicaragua me pregunto cuáles cambios vendrán con el fallecimiento de Chávez y sus acuerdos secretos. ¿Se encontrará Daniel Ortega de repente en una asociación sin una contraparte? Es una pregunta importante que cada una de nuestras contrapartes necesita hacerse cuando busquen construir organizaciones más fuertes, más duraderas. La salud y fuerza de un socio de una cooperativa puede resultar de la solidaridad organizativa, pero la solidaridad organizativa se construye sobre el involucramiento como propietario de todos sus socios…

Pagando la Deuda

por STEVE SHEPPARD, el 20 de febrero de 2013

La visita del mes pasado con las contrapartes en Nicaragua incluyó algunas visitas aleccionadoras con pequeños productores de café, quienes luchan con los impactos de la roya, como descritos aquí en mi blog anterior, “Las Caras de Pérdida”. Esta enfermedad incapacitante de plantas, junto con otras aflicciones que pueden suceder después de que la mata se debilita, tiene un impacto enorme sobre los rendimientos de estos agricultores, y amenaza su sustento. Hay una verdad del temor de que el impacto de este año de la enfermedad será más intenso que en años anteriores, y que algunos productores posiblemente no van a sobrevivir el ataque.

Una reacción inicial puede ser ofertar más asistencia de financiamiento, para ayudar a los productores que ya tienen un margen muy delgado para aguantar el ataque. O sea, enviar plata. Confieso que mi inicial respuesta visceral a la devastación de las fincas de café fue un sentimiento de pánico sobre como nuestras contrapartes vayan a poder conseguir suficiente financiamiento para recuperarse del golpe. Pero los recursos monetarios no siempre son la respuesta, y la agencias de cooperación que realmente entienden el contexto donde trabajan, y a la gente quienes forman ese contexto reconocen la verdad de esto. Al reflexionar, Vientos de Paz ha llegado a unas conclusiones adicionales que toman en cuenta no solamente el estado actual de la situación, sino el estado futuro también.

La realidad que enfrentamos es que no todas las fincas han sido afectadas al mismo nivel, ni de la misma manera. En parte es debido a la geografía, o sea el clima de diferentes alturas, y el nivel de exposición a otras fincas infestadas. Pero también es debido a las políticas y las prácticas implementadas por los productores al proteger el único activo que tienen: la capacidad productiva de su tierra. Para esos productores quienes han captado el conocimiento técnico necesario para la preservación cuidadosa de la salud de su tierra, prácticas como la fertilización selectiva, la renovación planificada de sus parcelas, el mejoramiento continuo y la inversión futura, todo esto ayuda a protegerse de los estragos de una infestación. Se puede hacerlo aun cuando el capital disponible para tales actividades es mínimo. Hay prácticas para mitigar el impacto de una enfermedad cafetalera. Hay una inversión que se puede hacer contra desastres futuros cuando se juntan el saber-hacer y la colaboración para ayudar a los productores entender mejor la tierra y sus modos.

Sin embargo, como es cierto para la mayor parte de las estrategias y los planes, puede haber obstáculos. Siempre hay una escasez de capital. Pero también hay que tomar en cuenta la manera en que se utiliza el capital limitado, resultando de la falta de conocimiento o la manipulación por gente externa, o sencillamente sucumbiendo a gratificaciones a corto plazo. El tiempo disponible tiene su precio, ya que familias rurales existen sobre ingresos sumamente pequeños, y dividen sus minutos cada día según la crisis que grite más fuerte para llamar su atención, gritos que a lo mejor no tienen nada que ver con las matas de café. La realidad puede entrometerse, y sí lo hace.

Dadas estas realidades y las consecuencias difíciles que frecuentemente resultan de ellas, puede ser un milagro que los campesinos productores no encuentren aun más reveses. Y con esa perspectiva en mente, Vientos de Paz está creando unas alianzas nuevas o ampliadas donde podemos. Conjuntamente con nuestras contrapartes rurales, fuentes locales de financiamiento y fuentes nacionales de asistencia técnica, y, esperamos, otras fuentes externas de financiamiento, FVP seguirá apoyando las contrapartes locales en el desarrollo de su conocimiento, sus capacidades y sostenibilidad agropecuaria. De veras, una parte de ese apoyo puede ser en la forma de capital de crédito. Pero a lo mejor el apoyo más duradero e importante será bajo la forma de ayuda técnica, talleres, capacitaciones, acompañamiento, reflexión y oportunidades de colaboración dentro de las cooperativas. Unas formas de fortalecimiento institucional vienen de afuera, pero cantidades enormes de conocimiento vivencial vienen de adentro también. Las cooperativas pueden halar fuerza tanto de los territorios donde residen, como del desarrollo interno; en un sentido, nos convertimos en lo que ponemos alrededor de nosotros.

La Fundación Vientos de Paz tratará de rodear a sus contrapartes con las ideas de colaboración entre las cooperativas: la participación significativa de esencialmente todos los socios, la visión de un administrador tanto hacia el futuro, como de cara al presente, y un sentido de auto-responsabilidad sobre el cual se puede construir esos futuros. La sostenibilidad de estas pequeñas empresas rurales descansa sobre un abrazo colaborativo por todo el país, y un entendimiento claro sobre lo que la tierra necesita a cambio de su generosidad. Como dijo un líder, “siempre hemos insistido en pagar nuestras deudas a nuestros financiadores. A lo mejor no hemos sido tan insistentes en pagar nuestra deuda con la Tierra, y con uno y al otro.”

Es una lección que todos nosotros necesitamos entender….

El muchacho encima del bus

por STEVE SHEPPARD, el 3 de marzo de 2013

Nicaragua es un país lleno de maravillas para los viajeros. La belleza natural no tiene fin, no importa cuantas veces uno tiene el placer de disfrutarla. La historia es tanto encantadora como inolvidable; es un pasado de gran belleza cultural, espiritualidad y perseverancia. Pero el activo verdadero de un país es su gente, por supuesto, y me siento notablemente bendecido por tener las oportunidades de conocer a muchos nicaragüenses. Quisiera conocer a aun más nicaragüenses. Sobre todo, los niños y las niñas. Como el padre de hijos adoptivos, no es tan difícil visualizar a cualquiera de esos bellos niños nicaragüenses como los míos.

Por lo tanto tal vez no fue tan inusual para mí pensar largo y duro sobre un muchacho que vi durante mi viaje en enero. Lo vi, literalmente, encima de un bus. Viajábamos sobre una carretera en construcción, una que urgentemente necesitaba el maquillaje. La profundidad de algunos de los baches y los surcos de esta carretera se podría medir más fácilmente en pies que en pulgadas, y viajar por ella fue un proceso lento aun sin el trabajo de la construcción. El bus se encaminaba directamente delante de nosotros, tirando a sus pasajeros arriba y abajo con cada rebote de la carretera, parándose de repente con cada interrupción de la construcción, en su desesperada búsqueda de terreno plano. Y parado encima del bus amarillo dando sacudidas estaba este muchacho.

Cada vez que el controlador del tráfico nos paró con una bandera roja, el muchacho se bajo corriendo de la parte trasera del bus para poder platicar con los trabajadores de la construcción u otra gente que miraba el proceso de la construcción. Parecía que él conocía a todos a lo largo de la ruta. Riéndose y entablando payasadas aparentemente con cualquier persona que le correspondía, parecía la encarnación de esa mezcla animada de energía y entusiasmo que tanto identifica a los jóvenes de 16 años. Tan pronto como el bus reiniciaba su viaje, el muchacho corría a la parte trasera del bus y subía de regreso al techo, como un vaquero a horcajadas sobre un enorme toro meciéndose. Rara vez se sentaba o se arrodillaba. Ni se agarraba a algo para estabilizarse. Su mensaje a todos que podían ver era que había conquistado al bus para montarlo a su propia manera. Con cada brinco nuevo de la carretera, esperaba verlo catapultado del techo al suelo. Pero su montura nunca le superó, un hecho que a lo mejor aportó a la anchura de su sonrisa al navegar nosotros la zona de la construcción.  Tanto Marcos como yo comentábamos sobre su riesgo, la percepción de su invulnerabilidad, el peligro de un chorro de adrenalina como este, y a lo mejor agregamos uno o dos gestos de resignación con la cabeza. Fue peligroso, imprudente y emocionante de mirar, todo a la vez.

En el momento me preguntaba si el muchacho puede representar un tipo de “hombre cualquiera” joven nicaragüense. O sea, aquí estaba, claramente un joven, en la profundidad del campo, yendo a quien-sabe-donde en el bus, aparentemente despreocupado y tal vez sin responsabilidades, fuera de la escuela, y tal vez con poco o ningún trabajo que exigía su atención. Pensé para mí mismo que, sean correctas o no mis atribuciones, este puede ser un perfil de muchos muchachos de Nicaragua: una persona llena de vida y vivacidad, con un potencial indecible e intocado, un cipote quien posiblemente tenga la llave de abrir décadas de empobrecimiento y daño económico, o posiblemente descubrir el remedio de alguna enfermedad mortal. Al verlo divertirse encima de ese bus, me imaginaba que posiblemente tenía el coraje y la visión de poder aguantar viajes agitados de una clase importante. Pero también reconocí que probablemente tendría pocas oportunidades en la vida de realizar esas posibilidades, que como tantos muchachos no-educados o sub-educados de Nicaragua, el potencial tendría pocas oportunidades de prosperar. Andar encima del bus podría ser el evento más emocionante y notable de una vida entera. Reflexioné así por casi una hora, por mucho tiempo después de que nos habíamos adelantado al bus con el muchacho encima.

Mi impresión de ese muchacho ha regresado a mi mente varias veces desde enero. Siempre empiezo recordando su aire de inmortalidad, su creencia completa de su capacidad de aguantar cada una y todas las sacudidas que el bus encontraba. Después siempre reflexiono sobre el potencial desaprovechado que él encarna. Pero con tiempo, he cambiado mi entendimiento de lo que él significa para mí, a alguien más profundamente representativo no solamente de la juventud nicaragüense desfavorecida del campo, sino de una base más amplia de la humanidad. He llegado a verme a mi mismo sobre ese bus, junto con cada otra persona sobre la faz de esta tierra. Resulta que todos nosotros estamos viajando sobre esa carretera llena de baches, tratando de mantener nuestro equilibrio frente a los surcos y huecos al mostrar nuestro desprecio por sus consecuencias. Vivimos como si pudiéramos ser inmortales, sin fin, y con esa actitud perdimos las oportunidades que están absolutamente dentro de nuestro poder de alcanzar. Las oportunidades perdidas de una vida joven no son diferentes, ni en términos de contenido ni en términos de importancia, que la administración inefectiva de nuestras propias vidas.

Cuando no somos suficientemente cuidadosos, pensativos, las visiones miopes pueden conducirnos siempre a conclusiones con aires de superioridad sobre las personas que nunca conocimos, al cegarnos a la realidad de nuestra propia condición. Me encuentro a mí mismo gozando con la memoria del muchacho encima del bus, también esperanzado que se llegue a su destino seguro y provechosamente. Y es la misma esperanza y visión ferviente que tengo para el resto de nosotros, quienes a veces ni estamos conscientes de que el bus ha salido de la estación…

Cuando cumpla sesenta y cuatro

Por STEVE SHEPPARD el 12 de enero de 2013

“When I get older, losing my hair, Many years from now…. Will you still need me, will you still feed me, when I’m sixty-four?”

“Cuando yo sea más viejo, perdiendo el pelo, dentro de muchos años… ¿Todavía me necesitarás?, ¿todavía me alimentarás, cuando tenga sesenta y cuatro?”

Los Beatles grabaron una canción en 1966 que se llamó “When I´m Sixty-Four” una melodía caprichosa cantada por un joven a su novia, un interrogante sobre su vida en el futuro. La canción también es una graciosa referencia a la brecha generacional, al intentar imaginarse la vida a esa edad muy madura. La historia dice que Paul McCartney escribió la canción a una edad muy joven, y cuando su papá iba a cumplir sesenta y cuatro años. Cualquier persona de mi generación, al escuchar la canción allá en los años 1960s, teníamos poca curiosidad de pensar en llegar a la edad de sesenta y cuatro, una edad que nos parecía tan antigua como el sistema planetario. Para un adolescente, imaginarse la vida a tal edad tan avanzada fue un poco cómo imaginarse la vida en la luna: era lejana, de otro mundo, e improbable. Pero de repente estoy en el umbral de cumplir sesenta y cuatro.

No es un cataclismo, ni un hito muy importante. O sea, todavía tengo empleo en un papel que aprecio, tengo buena salud, estoy activo físicamente y mentalmente, con una esposa a quien amo muy profundamente todavía, con cuatro hijos crecidos quienes me llaman y visitan. No parece que la vida se me está menguando. Sin embargo, según las estadísticas, ya estoy bastante dentro de la última cuarta parte de mi vida. Entonces la melodía de los Beatles me ha dado a pensar sobre cualesquier impactos que pueda haber creado hasta la fecha, sean buenos o sean malos, a contemplar los logros que me quedan adelante, y a preguntarme en voz alta si mi existencia ha demostrado una buena administración de la vida con la cual he sido bendecido. Es una ejercicio tenue, nacido tanto de una necesidad de afirmación, como de una evasión de miedos: espero dejar buenas huellas, pero temeroso que no lo haré.

Sospecho que las misma incertidumbres se remueven dentro de muchos de nosotros. Nos han dicho otras personas que, por solamente hacernos las preguntas demostramos nuestra conciencia de una obligación de administración, que por sí mismo puede asegurar el alto carácter de nuestro paso por este mundo. No tengo mucha confianza sobre esa conclusión. Las preguntas son un buen comienzo, pero un final incompleto. Entonces sigo buscando ese “boletín de notas” para informarme si estoy aprobando esta clase de administración que se llama la vida. Y tengo la preocupación que la prueba no se va a evaluar poniendo las notas en una curva, sino, según una medida más absoluta. Reviso las notas de mi vida, incluyendo mi lista de las 10 principales medidas de responsabilidad administrativa, y veo temas como la honestidad, la generosidad, el respeto hacia otras personas, el ambientalismo, la conservación, el aprendizaje de toda la vida, la espiritualidad, el cuido de mi ser físico. Quisiera saber el contenido del examen para cada uno de estos elementos. ¿Ya tomé el examen?

“Déme su respuesta, llene un formulario…”

 

Un autor de gerencia Peter Block, escribió un libro sobre la administración hace varios años (1993) que se llama El Servicio Como Estilo de Management: Stewardship[1]. Todavía es uno de los mejores escritos sobre el tema que he encontrado jamás, y una parte de esa obra se queda en mi conciencia aún hoy, veinte años después de mi lectura original, y muchos años después de terminar mis papeles de gerencia corporativa. Block describe stewardship como “escoger el servicio sobre el interés propio, y crear la redistribución de poder, metas y riqueza.” O sea, Block sugirió que en la búsqueda de hacerse hábil en stewardship (en este caso, el fortalecimiento organizativo), la clave se encontraría en el ascenso de los otros.

Casi en el mismo momento, Robert Greenleaf estuvo enseñando un pensamiento muy parecido en su folleto paradójico The Servant as Leader. “El líder servicial asegura que se responda a las necesidades más prioritarias de otras personas. La mejor prueba, y la más difícil de aplicar, es: ¿crecen como personas la gente que se atiende? Al ser atendidas, se hacen más sanas, más sabias, más libres más autónomas, tienden más a ser serviciales? ¿Y cuál es el efecto sobre los menos privilegiados de la sociedad? Se benefician, o, por lo menos, no terminan siendo privados aún más?” Las palabras de ambos autores me abrieron perspectivas de pensamiento que dramáticamente impactaron mi comportamiento, tanto en mi trabajo, como en mi vida personal. Pero todavía me pregunto si al fin y al cabo me hicieron un mejor administrador. Me hubiera gustado estudiar más para el examen.

“Trabajando en el huerto, sacando la maleza, ¿Qué más que se podría pedir?”

Entonces al acercarme más al cumpleaños mítico de sesenta y cuatro de McCartney, aprecio la vida que ha evolucionado con los años, por declarar que yo soy, de hecho, el hombre más afortunado del mundo. De veras lo creo. Pero aunque suene muy bendecido, sencillamente aumenta mi auto-reflexión sobre lo que es la buena administración. ¿Puede uno ser verdaderamente un buen administrador, mientras se siente a la vez las buenas fortunas de un hombre dichoso? Tal vez voy a entender la respuesta en algún momento del año venidero, cuando cumpla sesenta cuatro…



[1] La palabra en inglés significa más que solamente “administración” sino tiene una connotación  fuerte de responsabilidad social,  o sea no solamente administrar, sino cuidar, hacer crecer, actuar responsablemente con su “cargo”.